Este verano me he sentido muy reticente a la hora de comenzar algún anime de la temporada porque casi todos me parecían o aburridos o directamente bochornosos. Un perezón horrible se me apoderó, aunque tenía en el punto de mira al protagonista de hoy. Ya solo por la dirección artística y los fondos con ese ramalazo steampunk me atraía bastante; sin embargo cada vez llevo peor ver semanalmente una serie, prefiero hacerlo de golpe o dosificarla a mi gusto sin depender de emisiones, traducciones y demás. Y, la verdad, hice muy requetebién en esperarme y devorar Made in Abyss de una sola vez. ¡Ñam!

Hacía bastante que no escribía un Manga vs Anime, y mucho más tiempo todavía que no dedicaba una reseña a un anime de temporada en SOnC. Así que recién engullido en mi asiento del avión, he decidido que es una ocasión estupenda para despertar la sección; y de paso sacar la nariz un poquitín de la animación antigua. Tranquilos, sin spoilers a la vista. Here we go!

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Made in Abyss es un manga en publicación desde 2012 en Web Comic Gamma. Su autor es Akihito Tsukushi, del cual no había oído hablar nunca, así que ha sido un placer conocerlo a través de este tebeo. Su adaptación animada, como bien sabréis, se emitió este verano de 2017 y fue realizada por los estudios Kinema Citrus. De todo el apartado técnico, realmente lo que más me ha interesado ha sido su director, Masayuki Kôjima, que también fue responsable de las estupendas Monster (2004) y Master Keaton (1998). Y, ¿cuál ha sido el efecto de la serie entre la otaquería? Pues, en general, ha sido una triunfada. Ha gustado mucho de verdad. Y tampoco es una sorpresa, pues tiene todos los ingredientes para atraer y retener la atención de los espectadores. Es un buen producto que ha puesto de nuevo en el punto de mira la fantasía y sci-fi de esencia más clásica y occidental sin caer en los clichés o la cutrez. Y eso no está nada mal para empezar. ¿Se puede decir lo mismo del manga? Pues para eso vamos a destripar la obra en el Manga vs. Anime de hoy. No obstante, os recomiendo fervientemente la reseña que mis compis Magrat y Pau de Otakus Treintañeras tienen preparada para dentro de muy poquito. En ella encontraréis un pormenorizado análisis del anime con garantía de qualité. Permaneced atentos a su publicación.

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Made in Abyss cuenta las aventuras de un par de pre-adolescentes, Riko y Reg, en su habitual búsqueda de identidad pero en vez de recorrer los pasillos de un instituto o perderse en el vacío infinito del espacio exterior, lo hacen sumergiéndose en los terribles y asombrosos submundos de las entrañas de la tierra. El concepto de una tierra hueca en la que existan en su interior otros mundos y formas de vida es muy, muy antiguo, podemos rastrearlo en el Irkalla sumerio (la tierra de la que no se vuelve), el Patala hindú o el Hades de la Antigua Grecia; de hecho todavía perviven en la actualidad cantidad de teorías pseudocientíficas que asumen este tipo de creencias como verdaderas. En la literatura también han sido abundantes las referencias a esta noción del subterráneo habitado, siendo en Made in Abyss sus máximas influencias el poema Inferno de la Divina Comedia (1320) de Dante Alighieri, Viaje al centro de la tierra (1864) de Julio Verne, las novelas de Pellucidar (1914-1963) de Edgar Rice Burroughs y el Alicia en el País de las Maravillas (1865) de Lewis Carroll. Una bonita mezcla. Así que podríamos situar esta obra japonesa dentro del subgénero denominado ficción subterránea, que oscila entre los de ciencia-ficción, aventuras y fantasía. Sin embargo, a pesar de estos poderosos ascendientes, Akihito Tsukushi se las arregla para otorgarle una frescura inaudita, así como un trasfondo que, lentamente, va alejándose de los tópicos del género.

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Cartel publicitario de «Viaje al centro de la tierra» (1959) de Henry Levin. Nótese que el inefable rockero de cartón-piedra Pat Boone fue su protagonista.

Made in Abyss contiene también muchos elementos del monomito o periplo del héroe, no en vano se trata de una narración de tipo épico 100%. Y acudiendo a la clasificación demográfica nipona, es un seinen de la cabeza a los pies. Algo que puede obviarse si uno se atiene a la primera impresión que ofrece el estilo de su dibujo o el tono general de su comienzo. Aunque los protagonistas sean niños, casi adolescentes, no es un shônen. Y mucho menos un shôjo. Es un seinen. Punto. El tema de que las demografías japonesas resulten bastante sexistas sería otro interesante asunto a tratar (en un futuro no muy lejano caerá); no obstante, insisto, con Made in Abyss no hay que perder de vista el hecho de que es un seinen. Y la demografía es como es. Akihito Tsukushi avisa, no es traidor.

Como toda obra de fantasía o ciencia-ficción, el autor ha tenido que diseñar una arquitectura propia para su mundo. ¿Es sólida, es coherente? Hasta donde he leído, sin fisuras. Ha creado un universo intrincado de cimientos robustos poblado de personas y relaciones complejas. Es lo que ha hecho verosímil su obra, una buena base sobre la que hacer crecer su historia. La contextualización es básica: hace 1900 años, en un  planeta donde cada rincón estaba ya explorado, se descubrió una gigantesca oquedad en una isla al sur del mar de Beloskur. El último reducto de oscuridad: el Abismo. Terra incognita. O como remarcaban los antiguos romanos en sus mapas sobre los territorios inexplorados o peligrosos: hic svnt leones. Esos leones, dragones y monstruos de los pergaminos medievales también, que es precisamente lo que se encuentra en el Abismo. Tiene 1 kilómetro de diámetro, posee una profundidad desconocida y se han cartografiado solo las partes esenciales. Se subdivide en diferentes capas o estratos, cada una con sus propias particularidades.

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Y en torno al Abismo, se fundó y medró la ciudad de Orth, que convirtió la sima en su fuente principal de riqueza. Porque en el Abismo se encuentran los vestigios de una antigua y avanzada civilización, cuyos abundantes restos arqueológicos se venden a los países del exterior. Orth posee el monopolio de su explotación, aunque otras naciones intentan, por supuesto, acceder de manera ilegal. El comercio de estos restos vertebra completamente la economía y sociedad de la isla; y son los excavadores el personal cualificado e imprescindible para extraerlos. No se sabe nada de esa cultura extinta, nada sobre de dónde vinieron, por qué desaparecieron o si sus descendientes continúan allí, en lo más profundo.

El resto de naciones del planeta no es que sean amantes de la historia antigua, su tenaz interés por los hallazgos en el Abismo de Orth se debe a que los artefactos encontrados poseen una tecnología a años luz de la suya, con atributos físicos y espirituales casi mágicos. Evidentemente, no todas las reliquias tienen el mismo valor; conforme se profundiza, más complejos y poderosos son los artefactos encontrados. Y todos ellos son minuciosamente clasificados en diferentes grados según su capacidad de alterar el mundo de la superficie.

El Abismo tiene sus propias reglas, que afectan a todos los habitantes de Orth tanto en superficie como, evidentemente, cuando se viaja a su interior. La fauna y flora del Abismo es inmensa, y en casi 2000 años no se ha logrado catalogar del todo. Un escudo de fuerza de naturaleza desconocida impide la observación externa, solo el trabajo de campo permite su estudio. Este escudo filtra la luz solar y se adapta a la vida y consciencia de toda criatura que se encuentre dentro. Es el responsable también de la Maldición del Abismo, un mal equiparable al de la descompresión submarina. Cuanto más se profundiza, peores son los efectos en el ascenso; los síntomas van desde leves mareos, vómitos o alucinaciones en las tres primeras capas (-7000 m), hasta hemorragias masivas en la cuarta (-12000 m), o la pérdida de humanidad y muerte en las dos últimas (-20000 m aprox.). Existe un punto de no-retorno en el quinto estrato o Mar de los Cadáveres, del cual no es posible el regreso. A ese lugar se le denomina «la Última Inmersión». La energía del escudo de fuerza es muy potente en su centro, volviéndose bastante más tenue conforme se aleja hacia la periferia. Esto procura cierto alivio en lo que a la Maldición se refiere. También las especies alejadas del centro son menos agresivas.

Por todo esto, se requiere un adiestramiento severo y existe una rígida jerarquía para acceder a los diferentes estratos del Abismo. El grado de especialización se refleja mediante la herramienta básica de cualquier excavador: el silbato, cuyo color especifica su categoría. El orfanato Belchero, en el distrito oeste de Orth, educa a los nuevos excavadores que proveerán de nuevos artefactos y reliquias a su ciudad. La élite son los excavadores más fuertes (blancos y negros) que han logrado llegar más abajo y regresar trayendo con ellos reliquias o artefactos valiosos. Son considerados auténticos héroes. En realidad toda la ciudad sufre como una especie de fiebre del oro, un vértigo casi religioso por el Abismo. Su misterio y esencia maravillosa, que trascienden las leyes naturales de la superficie, su grandeza y superioridad tecnológica representan esa eterna atracción hacia lo desconocido, generando leyendas que alimentan su enigma sin cesar. Como en todo culto mistérico (porque lo es), Akihito Tsukushi introduce sutilmente la noción de sacrificio. El Abismo reclama siempre, de una manera u otra, un holocausto. Los que no se adaptan del todo a este peculiar sistema capitalista-religioso, quedan relegados a sus márgenes en el distrito sur de Orth, llamado El Muelle. En ese barrio de cientos de chabolas amontonadas, casi hundidas en  el Abismo, residen excavadores piratas y sus familias.

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Y en esta ciudad de Orth y en el orfanato Belchero estudia Riko, la protagonista principal de Made in Abyss. Ella, junto a sus compañeros Natt y Shiggy son Silbatos Rojos con muy  distintas ambiciones. El chiquitín Kiyui (cascabel) y el profesor Jiruo (Silbato Luna) también conforman la pequeña familia de Riko, que sueña con convertirse en un Silbato Blanco como su madre, Lyza «la Aniquiladora». No es una vida idílica y los castigos que recibe son más que rigurosos, pero se siente arropada en su entorno y en la ciudad. Allí están también el entrañable Silbato Negro Habolg o la protectora tía Lafy.

Riko, desde muy niña, ha sentido una fascinación irreprimible por el Abismo, y su carácter entusiasta (y algo inconsciente) la han conducido siempre a tomar decisiones bastante arriesgadas para su edad y condición. Se ha quedado incluso con reliquias de cierto valor, lo que equivale a robar, en su delirio infantil de llegar hasta las capas más hondas. Pero la aparición del silbato de su madre y una misteriosa carta suya, donde dice estar en el fondo del Abismo esperando a Riko, la espolean definitivamente para adentrarse en sus profundidades. Y no lo hará sola, sino acompañada de Reg, un extraño muchacho con características de robot con el que Riko se topa en el primer estrato de manera extraordinaria.

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Reg, indignado, parafraseando a Lyza. Uno de los castigos más recurrentes es colgar desnudos durante horas a los niños. Todos sabemos que los japoneses tienen una faceta lolicon un poquitín… alarmante.

El elenco de personajes con el que se van encontrando Riko y Reg en sus andanzas es variado y abundante. Todos están bosquejados con cuidado y, aunque algunos son muy reconocibles, (Shiggy el empollón, Habolg el gigante bonachón, etc) son piezas que encajan bien y dan forma a la historia. Para mí los más interesantes son la Silbato Blanco Ozen y la Narehate Nanachi, con unas psicologías muy poco obvias. Tienen bastante potencial.

Riko, sin embargo, es bastante plana en su rol de genki girl, pero se sobreentiende que serán sus experiencias y aventuras las que irán modelando una personalidad más rica. Es inteligente, valiente y cocina bien, no está mal como principio del que partir. Reg es harina de otro costal. Un robot que no se siente robot, sino que se considera humano y piensa, reacciona y actúa como tal. La relación que establecen Riko y Reg es muy dulce aunque descompensada al principio, pues para ella Reg no deja de ser una mera máquina, y en ocasiones no tiene en cuenta que es extremadamente sensible y emotivo, muy observador. Además es Reg quien introduce el elemento sexual en la obra. Poco a poco, esta falta de equilibrio va cambiando. Como cualquier persona, Reg quiere saber quién es, qué es. Parte de su fisonomía es orgánica, pero no le afecta la Maldición y está provisto de varias herramientas misteriosas. En realidad todo él es un enigma, pues es posible que se trate de un aubade en sí mismo, una de las reliquias más preciosas que se pueden hallar en el Abismo. De hecho, las anotaciones de la madre de Riko, Lyza, describen una figura humanoide similar a la suya en la séptima capa. Y con Reg enlazamos el siguiente personaje intrigante de Made in Abyss, «la Señora del Aniquilamiento». Hay una relación muy clara entre Lyza y Reg, pero este al haber perdido la memoria, solo atisba retazos inconexos. Los Silbatos Blancos en general son personajes inquietantes y opacos, Lyza no es una excepción, por muy madre de la alegre Riko que sea.

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Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.

Friedrich Wilhelm Nietzsche, Más allá del bien y del mal (1886)

Esta cita es maravillosa, sobre todo para intentar explicar lo que sucede con los Silbatos Blancos, las Voces del Abismo. Son entes extraños, acceder a las capas más profundas, sobrevivir a ellas enfrentándose a peligros inimaginables y ascender de nuevo a la superficie, exige un precio muy, muy alto. Físico y psicológico. No es casual que los Silbatos Blancos que se conocen tengan alias bastante inquietantes: Srajo «el Oscuro», también llamado «Señor del Misterio»; Bondrewd «el Novedoso», también llamado «Soberano del Crepúsculo»; y Ozen «la Inamovible». Todos y cada uno de ellos son un oscuro enigma, y sus procesos mentales tienen ya poco de humanos. Es posible que sus cuerpos también hayan sufrido cambios, tanto por su prolongada estancia en las profundidades como por el uso personal que hayan podido hacer de la tecnología encontrada en sus expediciones.

Conforme Riko y Reg descienden por las entrañas del abismo, más enrarecida y sombría se vuelve la obra. Y el desfile de sucesos y criaturas excepcionales no cesa: desde bellos y peligrosos nakikabane (carroñeros alados que imitan la llamada de socorro de sus presas), tiernos y suculentos neritantan (mitad hámster, mitad ardillla, gorditos y suaves) hasta  los letales y agresivos tamaugachi (especie de puercoespines muy ágiles y venenosos). Eso sí, no faltan los momentos cómicos para relajar el ambiente, de otro modo resultaría demasiado opresiva. La tragedia, que de vez en cuando proyecta su látigo para zurrar al lector/espectador (y de lo lindo), aunque descarnada y feroz, no se percibe fuera de lugar, sino que se asume como natural porque, dada la propia esencia del Abismo, no puede ser de otra forma. Y encuentra su equilibrio también en los instantes de sosiego en los que la obra ahonda en las relaciones entre los personajes. Desconozco hasta qué punto el rol de Reg es el de mero psicopompo (tal como haría Virgilio con Dante), porque su papel como tal es muy evidente; pero más adelante, con toda probabilidad, nos llevemos más de un sorpresón. Es su sino. Esta penumbra paulatina en la obra no es algo que suceda de repente, hay señales que indican, desde los primeros episodios, que no se va a tratar de una serie en consonancia con su arte kawaii. Recordemos: es un seinen. 

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Hay que tener en cuenta que el manga sigue publicándose, y el anime solo abarca hasta el capítulo 26. De momento scanlations y traducciones alcanzan el episodio 42. Ya solo por esto, el tebeo ganaría por goleada. El anime, si no continúa con una segunda temporada o las que sean pertinentes, se quedará en una bonita introducción, muy prometedora, pero completamente coja. Este tipo de narraciones épicas exigen una continuidad, porque relatan una senda vital de conclusión obligatoria. Sin embargo, hay que ser justos y la comparación entre los dos formatos la realizaré en igualdad de condiciones: hasta donde ha llegado la serie animada.

De esta manera entonces, ¿quién vence en el ring? Sin duda el anime. No son muchas ocasiones en las que esto ocurre. Aun así, el manga es realmente bueno. Cierto es que el tebeo entra en más detalles y explica mucho mejor las características del mundo que plasma, sobre todo a través de los extras incluidos; cierto que la obra original en realidad es el cómic, que su autor ha plasmado toda la complejidad de un nuevo universo sobre papel y que la fuente principal creativa es el manga. Nadie puede además negar que es una obra sobresaliente que como tebeo funciona muy bien; sin embargo, es un cuento hecho para ser animado. Sin más. No sé si Akihito Tsukushi tenía esto en mente mientras lo escribía y dibujaba, pero su arte e historia eran (y son) perfectos para que cobrasen vida en la pantalla.

La adaptación que ha realizado el equipo de Kinema Citrus ha sido extremadamente respetuosa, llegando a calcar plano a plano algunas secuencias. Los diseños, la ambientación, la atmósfera y las relaciones personales, todo en general ha florecido con el movimiento, sonido y color. Aunque a algunos no les haya gustado del todo esa animación un pelín chapucerilla en las bestias del Abismo, se trata de una labor de adaptación soberbia. Sobre todo ha sido el color el que ha otorgado una vitalidad y exuberancia asombrosas, recreando el universo de Made in Abyss y desarrollando así todo su potencial artístico. Potencial que no era pequeño, pues de por sí el manga resulta una auténtica joyita. El maravilloso trabajo de la luz y la suave paleta de colores, ligeramente ácida, así como el empleo de técnicas que emulan la sutilidad evanescente de las acuarelas, resultan imbatibles comparadas con el más sobrio (aunque también fascinante) blanco y negro del carboncillo del manga. La riqueza del detalle y primor delicado del anime frente a la vehemencia casi expresionista del trazo del manga.

El estilo general es el de un cuento infantil, pues Made in Abyss no deja de ser eso, con todas las crueldades y barbaridades que suelen aparecer en ellos (os reto a que encontréis un relato de Perrault, los Grimm o Andersen donde no haya muerte, chantajes, canibalismo, maltrato severo o monstruos de toda clase), con un gusto por la prolijidad de la naturaleza exquisito. Los personajes infantiles pecan de cierta tendencia chibi que a mí me resultó molesta al principio, pero que ahora encuentro muy adecuada para establecer esa dicotomía que ha perturbado a tantos. Fantasía y realismo no deberían estar reñidos, y en Canción de Hielo y Fuego, por poner un ejemplo célebre, Martin lo está dejando bastante claro. De hecho, el hacer hincapié en las facetas de la realidad más vulgares y cruentas puede ser un recurso muy valioso para despertar las emociones de los lectores. Recordemos: es un seinen.

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En esta clase de géneros literarios, sobre todo cuando se trata de historias de tono épico, tienden a olvidarse asuntos considerados menores, como las funciones fisiológicas básicas o las consecuencias en el organismo de soportar situaciones extremas. Qué ocurre psicológicamente, qué sucede si no se sabe tratar cualquier tipo de afección, heridas, etc. Y en Made in Abyss estos detalles poseen suma importancia porque el Abismo provoca todo tipo de problemas y alteraciones biológicas que afectan directamente a sus protagonistas. Todo esto, por supuesto, aparece en el manga, pero verlo a todo color y en movimiento brinda un impacto tremebundo. También es verdad que los diseños aniñados de los personajes quitan mucho hierro e impiden que la serie se convierta en un festival gore de pis, vómitos y sangre por doquier; aun así lo que transmiten es de una fuerte carga emocional.

En general, me ha recordado bastante a Puella Magi Madoka Magica por ese entusiasmo luminoso de la protagonista, su irreductible fe e inocencia; y el posterior oscurecimiento gradual de la atmósfera hasta límites realmente perturbadores. Cómo, de forma inexorable, se descorren velos para mostrar un mundo que siempre ha estado allí, implacable y hermoso en su total indiferencia hacia los humanos. Si hubiera que elegir un símbolo que uniese los distintos entornos que representa la obra, sin duda este sería la flor de la Fortuna Eterna, que se encuentra tanto en la superficie de la isla como en las profundidades del Abismo. Una planta perenne de flor blanca que representa el espíritu de resistencia frente a las adversidades, otorga buena suerte y hasta se puede comer.

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¡Qué monos aquí Reg y Nanachi! :3 ❤

Otra cuestión que añade puntos al anime es la música. Me ha sorprendido gratamente su banda sonora, ya que para mí suelen ser un ruido molesto en la mayoría de las series. No me gusta nada ese cutre j-pop epiléptico que acompaña la animación japonesa, sin embargo el compositor australiano Kevin Penkin ha hecho un excelente trabajo; elegante y pulcro, con las chispas de emotividad necesarias pero siempre contenido y con melodías radiantes. Sus piezas son la alegoría perfecta de las andanzas de Riko y Reg, ha captado con precisión la atmósfera de cada capa, sus texturas, su densidad incluso. Es una música que se puede respirar y saborear. Un 10.

El opening y el ending no me emocionan tanto, a pesar de que tampoco los considero un espanto. En ambos son los seiyû principales (Miyu Tomita, Mariya Ise, Shiori Izawa) los que interpretan las canciones. Yukari Hashimoto no me suele desagradar, de hecho creo que es una compositora excelente, pero las canciones que habitualmente se componen  ex professo para anime se me atragantan bastante. El opening me ha parecido normalito, sin embargo el ending me ha hecho muchísima gracia. Es una beatleniada ciclópea, que me ha remitido ipso facto a este tema de She & Him.

Comparando el manga hasta el episodio 26 con el anime, la serie es la clara vencedora. Pero hasta ahí. Si no hay una segunda temporada, y realizada además con el mismo cuidado y mimo que la primera, el Made in Abyss televisado será un quiero y no puedo. Una verdadera pérdida además, porque prometería ser una saga importante dentro de la fantasía japonesa. Nos quedaría, que además no sería poco, el manga, que a pesar de que no posea la vitalidad que ofrece la animación, es una obra colosal… de momento. Si os habéis quedado con ganas de más, es de cajón que acudáis a la raíz y origen, porque el alma de Made in Abyss se encuentra en el tebeo, y os aseguro que no es un pobre consuelo precisamente. Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

11 comentarios en “Manga vs. Anime: Made in Abyss

  1. Pedazo de reseña te has currado, compi!! Genial, la verdad es que a mi lo de los desnudos y tal me resultaba un poco perturbador, para qué negarlo… Son tan… NIÑOS. Ah, y también me sorprendió mucho el tema fisiológico, eso gratamente, son detalles que no se suelen ver en los animes ni series en general y ayuda a darle a todo un poco más de realismo.
    Estoy contigo en que sería un verdadero desastre que no hicieran una segunda temporada, es de estas historias que necesitan estar completas….
    En fin, a mi me encantó pero como soy una floja hubiera preferido menos sangre y horror hacia la parte final xD Aún así, top, lo que más me fascinó fue la descripción del mundo… Y Nanachi. Nanachi me enamoró 🙂
    Un bsote!!

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    1. El tema lolicon, aunque es de baja intensidad en Made in Abyss, ahí está. Siempre me ha resultado molesto de todas formas en las series porque es lo que dices… ¡que son niños, leches! Pero bueno, la obra es excelente aunque tenga ciertos destellos así, incluso pienso que no vienen mal del todo para otorgar esa atmósfera turbadora que se olisquea a menudo.
      Nanachi es amor, TAN especial… y por todo lo que ha tenido que pasar encima, AYYYYYYY Me ha encantado el personaje, en el manga se desarrolla más y te aseguro que justifica nuestra devoción por ella ❤ ❤
      Bueno, me paso ahora por las Treintañeras a dejaros un comentario fangirleando a tope :3 :3
      ¡Besote de vueltaaa! ❤ 😀

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  2. Gran entrada! por esto me gusto tanto tu blog. Yo me estaba preguntando si te la estabas viendo, ya que cuando hiciste una entrada antes dijiste que no verias nada, y por como era el trailer de Made in abyss más que ya me estaba leyendo el manga esperaba mucho del anime… y superó mis expectativas… lo disfrute mucho. Pero es cierto que si no tiene segunda temporada queda muy vacio, como una mera introducción. A cruzar los dedos a que haya esa segunda temporada que ansiamos tantos.

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    1. ¡Hola, Gabriela! 😀
      Me alegra que te haya gustado la entrada, es una serie que se merece toda nuestra atención, la verdad. Este verano en realidad no he visto ninguna serie, a esta le había echado el ojo pero me encontraba muy vaga para estar cada semana siguiéndola, así que decidí postergar su visionado hasta cuando estuviera completa. Además conforme iba leyendo comentarios en twitter sobre cómo se iba desarrollando, me iba haciendo una idea de que para mi proverbial impaciencia era mejor hacerlo así 🙂
      Si no hay una segunda temporada, supondrá un tremendo chasco. La serie lo está reclamando a gritos, espero que el manga avance lo suficiente para cubrir el arco en el que se encuentra y Kinema Citrus se anime a continuarla con idéntico nivel de calidad, claro 😉
      ¡Un beso enorme, Gabriela, nos leemos! ❤ ❤

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  3. Hola Sho, pues Made in Abyss ha calado hondo en mucha gente por lo que veo…me encantan tus referencias a Viaje al Centro de la Tierra de adolescente era fan de Julio Verne…por todo lo que has contado también pude realizar una comparación con La máquina del Tiempo de H.G Wells cuando el protagonista descubre una civilización de gente hermosa que vive gracias a los esfuerzos de una criaturas que viven bajo tierra con una gran inteligencia. Definitivamente tendré que darle una oportunidad a este anime, promete mucho. Yo también soy de las que prefieren esperar que salga el anime completo y después verlo de un tirón o de a poco. El diseño de personajes es muy engañoso, pues al verlo no parece que se trate de una historia profunda que va evolucionando en cada episodio, es bueno dejar de lado ese prejuicio para adentrarse de lleno y así llevarse una grata sorpresa como te ocurrió a ti. Besos Sho, que sigas disfrutando del arte en todas sus formas 🙂

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    1. ¡Hola, Coremi! ❤ ❤
      Tienes que darle una oportunidad a Made in Abyss, y si te acaba enganchando, no dudaría en continuar con el manga. Es una historia de las buenas, de vez en cuando aparece alguna así en el mundo de la animación… solo espero que no quede en coitus interruptus :/ Una segunda temporada es necesaria sí o sí.
      Es mucho mejor ver una serie a tu ritmo, no al que te marquen desde fuera, aunque posea una regularidad. Por eso la filosofía de Netflix me parece tan estupenda xDDD Reconozco que alguna obras están planteadas para verse semanalmente y que se disfrutan mejor así, pero sigo prefiriendo controlar personalmente la dosis 😛 Con Made in Abyss hice muy requetebién.
      ¡Un besazo, Coremi! ¡Nos leemos por aquí! 😀 ❤

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  4. Muy buena reseña, el anime fue una sorpresa en el 2017, una maravilla. Lastima que la segunda temporada vaya ser en formato de película. Creo que preferiría haber esperado más, con tal de que fuera una serie de anime semanal.

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