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Las nuevas travesuras de Junji Itô

La portada y sobrecubierta no pueden ser más elocuentes, ya que rinden pleitesía a la serie de cuadros del pintor noruego Munch El grito (1893). Y me parece bastante acertado haber escogido esta obra, tan banalizada y desvirtuada actualmente, que ya casi nadie recuerda su esencia genuina: la expresión de la angustia, el miedo y el dolor. Esas tres emociones son las que encontramos en esta nueva recopilación de cuentos cortos de Junji Itô, después de casi ocho años de hiato terroril. Ocho años, ocho relatos; y entre 2013 y 2014, se fueron publicando en una recién reinaugurada Nemuki+.

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Ma no Kakera es el título original de lo que ECC Ediciones ha traducido como Fragmentos del mal, y ha sido una grata sorpresa encontrar este volumen publicado con tanta celeridad. Para mí ha sido uno de los mangas de este mes de abril sin duda; y, desde luego, ECC Ediciones está currándoselo estupendamente para sumirme en la más absoluta indigencia en los próximos meses. Según ha anunciado en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona este fin de semana pasado, voy a disfrutar como una perraca y arruinarme simultáneamente con Sunny y GoGo Monster de Taiyô Matsumoto; Devorar el mundo y Oda a Kirihito de Osamu Tezuka y más títulos que van a editar del tándem Koike & Kojima, Shintarô Kago y el que en esta entrada nos compete, Junji Itô. FENEZCO YA.

Pero volvamos a Fragmentos del Mal. Para los que no lo conozcáis (me extrañaría mucho), Junji Itô es el autor de indispensables del horror moderno como Uzumaki, Gyo o Black Paradox. Este señor ha sabido conjugar como nadie la herencia recibida de maestros como Hideshi Hino, con fuertes raíces japonesas; y el arte clásico y refinado de aire occidental, inspirándose también en el extravagante universo lovecraftiano. En el epílogo de este tomo único, Itô expresa algunas dudas concernientes a una hipotética pérdida de su instinto para el terror. En fin. Una no sabe ya qué decir, sobre todo después de haber leído Ma no Kakera. Veamos (ejem):

Mi muy admirado Junji Itô, no vas a leer estas palabras en tu vida porque esto es un blogcutre colgando entre los pelillos del ojete de internet, pero te aseguro que no, NO HAS PERDIDO EL INSTINTO. Si de repente notas tu cerebro gorgotear, no te preocupes, es la brutal intensidad de mis ondas telepáticas comunicándote esta certeza. 

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Futón

Fragmentos del Mal, desde luego, no es un manga rompedor dentro de la obra de Itô, pero sí consolida su hegemonía en el mundo del terror japonés actual; y reafirma el estilo que lo caracteriza, sobre todo respecto a su dinámica en el relato corto. En estos ocho cuentos encontramos esa noción constante de que la fuente de toda monstruosidad en realidad es casi siempre humana; hallamos ese gusto por lo enajenado y grotesco, y la representación del género femenino en esa sempiterna dualidad virgen-prostituta. La femme fatale, la trastornada, la resignada o la marioneta: no hay mujer en este volumen que no tenga un papel crucial, siempre marcado por esa dicotomía. El hombre es un niño inconsciente que, simplemente, se deja llevar por sus instintos y a causa de ello es castigado. Un poco lo que plasma también en Tomie, aunque Fragmentos del Mal es mucho menos ambiciosa y más diversa.

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La mujer que susurra

De entre todos los cuentos, destaca por ser de naturaleza muy distinta Una separación lenta. Es una historia clásica de fantasmas donde el horror realmente no juega un papel importante; y, a pesar de que pueda resultar previsible, el argumento y su conclusión no son calamitosos, más bien de una humanidad cálida y triste. El resto son ya más los habituales dentro del carácter de Itô, y me han gustado sobre todo El Ave Negra (¡qué bueno, por Luzbel! Una reinvención del mito de las harpías genial) y Espectros de madera (un caso meridiano de objetofilia). Futón y Tomio y el jersey rojo de cuello alto, están protagonizados por los mismos personajes y es la muestra fehaciente de lo que comentaba con anterioridad: las nefastas consecuencias de pensar con la polla. Miss Disección lleva a otro nivel el tema de las obsesiones patológicas y, quizá el que me ha parecido más flojo sea Magami Nanakuse, que tampoco es que carezca de interés. La historia que cierra este tomo, La mujer que susurra, tiene un componente de crítica y denuncia social muy bien dirigido a través de ese concepto dual de la mujer.

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Miss Disección

Fragmentos del Mal no asombrará al que conozca a este autor ni tampoco enloquecerá al amante del terror, pero es un buen manga. Para el que no conozca a este mangaka y desee introducirse en su trabajo, es un comienzo excelente para familiarizarse con sus peculiaridades; es un volumen muy accesible y de fácil lectura. ¿Se lo recomiendo a todo el mundo? Sí, claro, a todo el mundo que le guste el género; son relatos de desarrollo algo standard pero con el toque propio del creador, lo que los hace ya inevitablemente especiales. Si el horror con pinceladillas gore no es tu rollo, todo hay que decirlo, echar un vistazo tampoco te haría daño y es hasta posible que disfrutaras. Tal es la virtud de Junji Itô.

Buenos días.