anime, paja mental

¿Y ahora qué toca? Otoño 2016

Esta mitad de año en cuestión de anime de temporada me ha resultado muy sosegado. Es una manera fina de decir que me está pareciendo bastante mierdoso. A mí. A ti no lo sé. Si no es así, pues mucho mejor, a disfrutar.

Este verano he sacado en limpio muy poca cosa. 91 days, en el que puse muchas esperanzas, me pareció un despropósito en el primer capítulo; lo aparqué, retomé y mandé a escaparrar definitivamente por aburrimiento. Las inevitables referencias a The Godfather (1972)o Scarface (1983), que a los cinéfilos nos pueden emocionar, no son suficientes para hacer de una serie algo que retenga mi atención. Hasta el episodio 5 aguanté, me saturé de tópicos mafiosos. Fin. No dudo de que haya gustado a muchos espectadores y cubierto el hueco seinen decentemente; aunque para mí no ha sido suficiente. Y eso que mejor pinta que Joker Game tiene y esa me la zampé enterita. Cosas de la vida. Orange la envié también al cuerno. Recordé perfectamente los motivos que me llevaron a abandonar el manga, y es que me empalaga muchísimo. Encuentro un exceso de sentimentalismo edulcorado que no hay manera de que lo asimile, por no hablar de que a la pareja protagonista, Naho y Kakeru, me dan ganas de eviscerarlos. Son insoportables.

Así que este verano solo estoy viendo tres estrenos: Mob Psycho 100, Bananya y Fukigen na Mononokean. Ya es patético que en esta temporada veraniega, de nuevo, el anime que más esté disfrutando sea otro producto de 5 minutos y encima tan mongólico como Bananya. Pero no puedo negar la verdad. Mob Psycho 100 me gusta y ha ido ganando mucho conforme avanzan los capítulos, pero no deja de ser una fórmula similar a la de One Punch Man. No tiene nada de malo y, por otro lado, era algo que esperaba; sin embargo la chispa ya no puede brillar de la misma forma. Y me jode, porque es muy probable que si hubiera visto Mob antes que One-Punch Man, la habría gozado muchísimo más porque me gusta más. Pero el factor sorpresa se quedó fuera de la ecuación, lo que le ha hecho perder bastantes puntos a mis ojos. Una lástima, pero no deja de ser una buena serie. La terminaré, claro.

Por otro lado, Fukigen na Mononokean me durmió en su primer episodio, lo abandoné y más tarde regresé a él. Hasta ahora. Es una serie sin pretensiones y sencilla que de momento está llevada bien, aunque tiene unos cuantos capítulos flojillos y la trama principal resulta algo indefinida. No ha avanzado gran cosa, y solo se han dedicado a contextualizar. Eso no es mala idea si se tiene la intención de hacer una serie larga… y no parece el caso. A lo mejor anuncian segunda temporada, quién sabe. Se husmea apiñamiento a dolor en los últimos capítulos. Meh. No obstante, ha sido un anime bastante agradable de seguir todas las semanas. Tenemos que ver cómo finaliza, pero no es de esas obras que vería en maratón. Demasiado insípida.

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«Otoño en las cataratas Fukuroda» (1954) de Hasui Kawase

Y así hemos llegado a las puertas de mi estación favorita: el otoño. Un otoño prometedor, pero del que no me fío ni un pelo. Y que va a estar, a diferencia de temporadas anteriores, hasta los topes a pesar de la criba inicial. Como siempre, he realizado una pre-selección de estrenos, donde no incluyo continuaciones ni segundas (¡ni quintas!) temporadas. Pero señalar que no me perderé: Hibike! Euphonium!, Ajin, Natsume Yûjinchô Go y Haikyû!

Como ya hice durante la previa estival, voy a ignorar por completo los estudios y centrarme simplemente en lo que me atrae y lo que no. Si queréis información más completa y precisa, estoy segura de que muchos de mis compañeros blogueros aportarán ese contenido de sobra. Bueno, allá vamos.

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Series que he valorado y he decidido aparcar. ¿Definitivamente? Es posible, no me gusta cerrar puertas de forma tan contundente, pero este otoño voy a tener bastantes series en mi parrilla particular. Solo si elimino alguna de las fijas y me entran ganas, incluya alguna en el repertorio. ¿Y cuáles son? Para empezar, Poco’s Udon World. La fantasía y el folclore me tientan muuuuchoooo, como también me repelen con la misma intensidad los niños kawaii que aportan ternura desmesurada a los slice of life. Aunque este parece una especie de tanuki o algo. Leyendo la sinopsis, me recuerda un poquillo a Barakamon y, honestamente, NarusYotsubas y demás criaturitas sin nariz hay pocas que no me irriten. Prefiero mantenerme al margen de momento.

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¡Qué sería de la vida sin música! Por eso durante unos minutos consideré ver ClassicaLoid, pero tras meditar sobre la pinta cerdísima que tenía todo, resolví que no. Aunque… como también emana un aroma a bizarrada y desmadre potente, no sé, quizá le pegue un vistazo a riesgo de acabar queriendo acudir al despacho del presidente de Sunrise con un bate de béisbol. Por ahora descartada. Luger Code 1951 es típico material de Shônen Jump que seguramente no decepcionará a los amantes de su filosofía. Garantiza raudales de acción e intriga, además con un telón de fondo atrayente: la Segunda Guerra Mundial. Pero no, gracias. To be hero también es una excelente carnaza, ¿quién no tendría curiosidad por saber de las andanzas de un superhéroe surgido de un retrete? No muchos occidentales, lo admito, pero mi mente amorfa y yo sí. Y es serie corta, de 10 minutos. Mmmmm… Sin embargo, opto por dar prioridad a otras series que despiertan más mi interés. Si tuviera todo el tiempo del mundo, quizá me animase a verlas. Pero soy humana y necesito comer.

nifunifa

Aquí empieza el cachondeo, he seleccionado muchas más de las que me puedo permitir, ¡soy una codiciosa inconsciente! MUAHAHAHAHA!!! No he logrado depurar el asunto mejor, la curiosidad se me apodera. Pero calculo deshacerme de unas cuantas, no obstante. Es imposible que todo me vaya a entusiasmar, y solo las que lo hagan de verdad de NiFúNiFá continuarán a mi vera.

Soul Buster

Soul Buster es una colaboración internacional sinojaponesa y se trata de una adaptación moderna del clásico del s. XIV Romance de los Tres Reinos de Luo Guanzhong. En realidad es Bai Mao el que ha transformado en manhwa la obra literaria. De todas formas, tiene toda mi atención a pesar de que soy plenamente consciente de las altísimas posibilidades de que me defraude, me aburra o me parezca una bosta. Soy, a grandes rasgos, muy poco tolerante en lo que se refiere a descuartizamientos en el mundo de la literatura. Veremos.

3-Gatsu no Lion

Creo que este puede ser mi slice of life de la temporada si no se tuerce demasiado el tema. Rei Kiriyama, el protagonista, es un megane (ya tiene así muchos puntos ganados conmigo) que se dedica a jugar profesionalmente al shôgi. Muy interesante, me encantará aprender más sobre ese juego japonés. Rei tiene una serie de problemas personales que le hacen actuar como un borde asocial… aunque tenga su corazoncito. Lo único que no me convence nada de esta serie y me ha obligado a colocarlo en NiFúNiFá, es el equipo femenino, sobre todo la bichita esa kawaii que medio balbucea. Imagino que son las que aportarán la faceta hogareña y sensiblera para ganarse la confianza de Rei y convertirlo, poco a poco, en un ser humano normal. Y de eso las bichitas kawaii son expertas en los anime. O algo. Deseo fuertefuertefuerte que 3-Gatsu no Lion no se incline mucho hacia una vertiente blandengue. Pero al menos tengo entendido que salen gatos. ¡VIVA!3gatsulion

Trickster: Edogawa Ranpo «Shônen Tantei-dan» yori

El motivo principal de que desee ver este anime, es que se inspira en el detective Kogorô Akechi y su cuadrilla, creados por uno de mis escritores fetiche japoneses: Edogawa Ranpo. Sin más. Es muy probable que acabe cagándome en la perra y deseando herpes zóster al equipo creativo y de producción de la serie, pero mi obligación es verlo. A lo mejor me llevo una sorpresa agradable, quién sabe.

Drifters

Soy fan de Hellsing, así que habría sido un desliz grandote el pasar por alto la adaptación al anime de una obra de Kôta Hirano. Drifters es un manga bastante popular, pero por un motivo u otro, no he llegado a hincarle los colmillos a pesar de tenerlo en mente. El argumento, aunque no es el más original del mundo, me resulta interesante: abducir diferentes personajes históricos a punto de morir, y crear con ellos un equipo de mercenarios llamado «Drifters». Sin embargo, el trailer me ha dado mala espina, sobre todo la animación; y si tiende a convertirse en una ensalada de hostias sin fin, aunque me gusten las peleas, puedo llegar a dormirme muy, muy profundo. Y roncar. Y ese no es el objetivo de una serie, creo.

drifters

Occultic9

Tengo sentimientos encontrados con esta serie. O puede salir algo memorable o un truñaco de dimensiones ciclópeas. Le tengo bastantes ganas a Occultic;Nine, pero por otro lado estoy hasta el moño de adolescentes en situaciones límite. Son muchos años ya observando una y otra vez lo mismo, y a no ser que suponga un revulsivo en su estilo o me distraiga un mínimo, prefiero mandarlos a cavar zanjas y no perder el tiempo. Dos capítulos de cortesía y ya decidiremos.

Shûmatsu no Izetta

¡Y vamos con una ucronía! Qué malvados eran los alemanes, mecachislamar, siempre invadiendo Polonia. O Francia. O el ficticio Principado de Elystadt, una especie de Liechtenstein hipertrofiado cuyo gobernante cae gravemente enfermo, quedando como única responsable su hija Fine. Y ahí estamos, protegiendo al país de los germanos con ayuda también de… una bruja. La última, por lo visto. Tengo que admitirlo: eso de ver a una bruja volando sobre una ametralladora o un obús en vez de usar la tradicional escoba, es muy enfermo. Solo se le podría ocurrir a un japonés; y seguro que tendrá la correspondiente dosis de fanservice.

izetta

No le tengo mucha fe a Izetta, pero eso de una bruja volando sobre un trabuco hay que verlo una vez en la vida por lo menos. Temo que esté demasiado dirigido al público masculino, con rollete pseudolésbico light incluido; y eso le restaría mucho encanto. O a lo mejor no. Espero que al menos desarrolle un argumento coherente. Si no, pues nada, a freír espárragos.

ñam

A ver si esta temporada acertamos una miaja más, porque si algo podemos decir de 2016 es que ha sido el año de los bluffs. De momento. Animes que han generado grandes expectativas, con fuerte potencial, y que se han ido deslizando leeeeeentamente hacia la mieeeerrrrda.

Sengoku Chôjû Giga

Hay muchas cosas que desconozco de esta serie. No sé cuál será su duración por episodio, aunque deduzco que será corta; tampoco tengo ni idea de si voy a conseguir verla en algún lugar, porque al otaco medio la historia medieval japonesa se la suda un pocobastante. Pero los datos que tengo sobre ella, me han hecho segregar saliva hasta formar lagunas en medio del salón. El guionista es el de Yami Shibai o Kagewani, Hiromi Kumamoto; el estilo artístico va a seguir el tradicional suibokuga (¡maravilloso, maravilloso!) y la temática es divertidísima: personajes históricos del periodo Sengoku convertidos en animales… y su día a día. Tengo que hacerme con esto. Como sea.

Fune wo Amu

Esta es la serie que con más impaciencia estoy esperando: Fune wo Amu. Y no es solo porque me recuerde levemente a Shôwa Genroku Rakugo Shinjû, sobre todo por el diseño de los personajes. El que sea un anime dirigido al público adulto también cuenta a su favor, porque no suelen abundar tanto. Espero que al menos roce el nivel de Rakugo, y puede hacerlo de sobras, doy fe. Aunque no he podido leer la novela de Shiwon Miura en la que está basada (todavía, todo llegará), sí he visto la película. Y es miel sobre hojuelas, señores, así que supondría una amarga decepción que la serie animada no estuviese a la altura. La temática además es fascinante, el mundo editorial y la creación de un libro, concretamente un diccionario. Las curiosas personalidades de los personajes y las circunstancias harán de la publicación del volumen una odisea. Se huelen dinámicas interpersonales jugosas, ¡bien! Y, mientras, podremos aprender mucho sobre ese universo y la sociedad japonesa, por supuesto. ¡Ay, por favor, que no metan el patón con Fune wo Amu! ¡Luzbel, hazme caso!

fune-wo-amuHay un montón de spokon esta temporada. O al menos eso me ha parecido, y los que seguís esta bitácora ya sabéis que lo ignoro. La única excepción que cometo es Haikyû!, las demás series que he atisbado (de patinaje, ping-pong, rugby, qué sé yo) y que serán vistas con alegría y fervor, no tendrán espacio en SOnC. Aunque sí en los blogs de otros compañeros, por supuesto, y que os insto a que visitéis.

That’s all, folks. Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

cine, largometraje, literatura, MUAHAHAHA

Feliz Navidad, señor Lawrence

Parece que ya casi nadie se acuerda. Pero yo sí. Y eso que no me consideraba una fan a ultranza, ni siquiera me planteé que estuviera entre mis diez artistas favoritos. O entre los veinte. No pensaba en ello porque siempre había estado ahí y, a pesar de que su carrera me pareció bastante irregular, con momentos históricos y otros no tanto; a pesar de que lo vi en concierto, triturando sus clásicos bajo las cuchillas de una horrible batidora electrónica; a pesar de que me resultaba un guay insolente, una verdadera sanguijuela musical; a pesar de todo eso y más, lo admiraba y respetaba. Estoy sorprendida de lo mucho que me ha afectado su desaparición, no me esperaba este boquete en el pecho. Y que pasados unos meses continúe ahí. Que no era mi padre, leches. Ni siquiera lo conocí. Pero estas cosas suceden aunque resulten incomprensibles e inesperadas. Así que voy a rendirle un homenaje como merece, por aliviar un poco el asunto también. No sé si sabéis de quién estoy escribiendo, pero me refiero a David Bowie.

¿Y qué hace Bowie en un blog de japonesadas? Pues protagonizar la reseña de una película: Merry Christmas, Mr. Lawrence (1983) Gracias a este film descubrí a uno de mis compositores favoritos, Ryûichi Sakamoto, que realizó su espléndida banda sonora además de interpretar a ese Mishima de afeites magnéticos que es el capitán Yonoi. La primera vez que la vi era muy niña, pues mis padres adoraban las películas bélicas de la Segunda Guerra Mundial. En casa eran sagradas. La cuestión es que este film me impactó bastante. Recuerdo que Sakamoto me produjo auténtico pavor, me entristeció mucho que el rubio valiente (Bowie) acabara de esas trazas y todos en general me parecieron unos cabronazos. Incluido el rubio. Esa habría sido mi crítica si la hubiera escrito entonces, no sé cuántos años podía tener, ¿seis?, ¿siete?, calculo que por ahí iría la cosa.

Ahora estoy algo más crecidita, y encontrándose ya lejos ese halo de la infancia que todo lo idealiza, Merry Christmas, Mr. Lawrence la percibo de otra manera. No puedo evitar sentir cariño por ella, pero el tiempo no pasa en balde. Este film fue una coproducción japonesa y británica, que se basó en las experiencias personales del afrikáner Laurens van der Post como prisionero de guerra en la isla Java. Experiencias que recogió en su libro The seed and the sower (1963). No he tenido el gusto de leerlo todavía, pero imagino que tarde o temprano tendrá que caer. El director y guionista fue Nagisa Ôshima, todo un personaje con el que merece la pena detenerse un poco, así que me permitiréis la licencia.

MerryChristmasMrLawrence_1983

Nagisa Ôshima (1943-2013) fue un director que libremente escogió alejarse del academicismo cinematográfico de su país. No quería tratar grandes temas clásicos como hacía Kurosawa, Ôshima sentía una atracción por lo marginal que lo llevó a crear obras que convulsionaron profundamente. Fue un rebelde y admirador del cine occidental, armado de una causticidad que no cesó de dirigir su ojo crítico hacia todo aquello en lo que la sociedad japonesa evitaba posar su mirada. Muchos lo consideraron un provocador, y lo era, aunque no sin motivo. Ôshima fue un hombre con mucha ira dentro a causa de cómo su patria había gestionado todo lo concerniente a la Segunda Guerra Mundial. Los mismos líderes que metieron al pueblo japonés en la guerra y le hicieron creer que su emperador era un dios omnipotente destinado a la victoria, tras la derrota cambiaron de chaqueta sin hacer un mínimo ejercicio de autocrítica.

Podríamos tomar como ejemplo para ilustrar esa hipocresía y mirar a otro lado que Ôshima criticaba de su país, el horror de las comfort women: aproximadamente unas 300.000 niñas y adolescentes de los territorios ocupados fueron secuestradas, torturadas y usadas como esclavas sexuales por el ejército nipón. Una gran parte murieron y las supervivientes sufrieron secuelas físicas y psíquicas durante toda la vida. No ha sido hasta hace poco tiempo que Japón ha reconocido la existencia de estas ianfu; y fue en diciembre del 2015 que pidió oficialmente disculpas a Corea del Sur por ello. Aunque los países con víctimas de estos abusos y asesinatos fueron más, entre ellos China, Filipinas, Indonesia o Tailandia.

News1 PR Shoot 30/07/2013 - Glendale Central Library, 22. E. Harvard St. Glendale, CA 91205 - 30/7/13 Bok-dong Kim, a Korean sex slave survivor, sits on a chair, which is a part of a statue remembering Korean sex slave survivors, commonly known as comfort women, is unveiled in honour of the victims of Military Sexual Slavery by Japan during World War II, in Central Park outside the Glendale Central Library in Glendale, California Mandatory Credit: Action Images / Danny Moloshok Livepic
Bok-dong Kim, coreana de 87 años, fue secuestrada a la edad de 14 y forzada a servir como «ianfu» durante 8 años. Aquí posa junto a la estatua que recuerda a todas las víctimas que sufrieron esclavitud sexual bajo el poder japonés, sita en Central Park junto a la Biblioteca Central de Glendale, California.
Mandatory Credit: Action Images / Danny Moloshok

Ôshima se puede decir que fue un activista, aunque a él realmente lo que le interesaba era la dimensión humana y personal, tanto japonesa como extranjera. Su enfoque se centraba en todo aquello que su país no quería ver pero a través del individuo. Fue un revulsivo que aun todavía agita conciencias. Y sin duda sus películas más conocidas en Occidente fueron esa bofetada sexual de In the realm of the senses (1976) y la que hoy nos atañe. En esta última considera precisamente el tema de la Guerra del Pacífico (1937-1945), en sus últimos coletazos ya.

Java, 1942. Japón acaba de invadir las Indias Orientales Neerlandesas. Los indonesios, pensando que así se librarían de los holandeses, los recibieron con los brazos abiertos, pero pronto descubrirían que simplemente fue cambiar un colonizador europeo por otro asiático. Y con la brutalidad añadida de la guerra. Tanto es así que en Indonesia actualmente es recordada mucho más la crueldad japonesa que los siglos de explotación neerlandeses. Japón en pocos años consiguió borrar de un plumazo la poco amable presencia de otras potencias en el Sudeste Asiático mediante una política de atrocidades que tardó en llegar a la opinión pública mundial, eclipsada por la alemana. Pero los nipones no les fueron a la zaga en bestialidades. A uno de esos numerosos campos de concentración y de prisioneros, auténticas fábricas de muerte, nos traslada Ôshima en su Merry Christmas, Mr. Lawrence.

Sakamoto, Ôshima y Takeshi durante una rueda de prensa del film.
Sakamoto, Ôshima y Takeshi durante una rueda de prensa del film.

El capitán Yonoi, fervoroso seguidor del estricto código de honor japonés, dirige el campo de prisioneros al que acudirá, gracias a su intervención, el mayor Jack «Strafer» Celliers. En sus instalaciones también viven el coronel John Lawrence y el sargento Gengo Hara. Dos parejas muy distintas, con una evolución divergente entre sí y que llevarán por completo el peso de la película. Yonoi y Celliers son antitéticos, uno amante del orden y la justicia, otro indómito y audaz; pero ambos poseen algo de lo que avergonzarse en su pasado. Yonoi siente una atracción y curiosidad irresistibles hacia Celliers, que este aprovechará para convertirse en agente del caos. La relación entre Lawrence y Hara es, sin embargo, de otro tipo. Hara es el rostro feroz de la invasión japonesa, un personaje fascinante que representa la dualidad humana por su grosería y, a la vez, profunda ternura. Lawrence, sin embargo, es un hombre tranquilo y cultivado que vivió en Japón, comprende bien el país y lo respeta. Es el puente entre esos dos mundos enfrentados que cohabitan en dominación/sumisión y se mezclan indefectiblemente.

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Lawrence y Hara

El argumento arranca con un suceso de índole delicada: el supuesto ataque sexual de un guarda coreano a un prisionero herido holandés. Los dos hombres son descubiertos en circunstancias sospechosas y Hara hace llevar a Lawrence a su presencia para que le asista como intérprete. En verdad no requiere de su ayuda, porque Hara solo desea humillar y castigar lo más cruelmente posible a los hombres. Este evento que puede parecer una manera casual de presentar la historia, en realidad marca una pulsación soterrada a lo largo de toda la película. Un compás de naturaleza homoerótica que será todavía más evidente entre Yonoi y Celliers. Pero Ôshima tampoco se centra en el amor homosexual, eso lo haría más adelante en Gohatto (1999). Solo es uno más de los temas que tocó en el film.

El capitán Hicksley y el Coronel Lawrence
El capitán Hicksley y el coronel Lawrence

La llegada al campo de prisioneros del mayor Jack «Strafer» Celliers es el detonante que desafiará el orden establecido. Contemplaremos, casi como si fuera un documental, las salvajes rutinas y actividades del lugar; las preocupaciones militares de Yonoi, que no cejará en su empeño de recobrar una honra perdida saltándose incluso las Convenciones de Ginebra; la precaria situación de Lawrence, que se encuentra en una Tierra de nadie a pesar de su lealtad a los Aliados; y la amistad que va creciendo entre él y Hara.

-What’s wrong with them, Lawrence?

-I don’t know. They were a nation of anxious people and they could do nothing individually… So they went mad, en masse.

Este fenomenal y simple diálogo que mantienen Celliers y Lawrence a través de la pared de sus celdas, es muy esclarecedor. Ôshima hace una crítica mordiente a la sociedad japonesa mediante la reflexión de una mente objetiva: la de un gaijin que conoce y admira la cultura nipona. Y a la vez es ejemplo de lo que se ve en el film, esa incomprensión mutua Japón-Occidente a pesar de los esfuerzos por superarla. ¿Se logra finalmente hacerlo? Merry Christmas, Mr. Lawrence se ha molestado bastante a lo largo de su metraje en plasmar que estamos hablando solo de seres humanos. Quieran o no, están condenados a entenderse. Las barreras no dejan de ser una construcción, una convención que se puede superar si hay voluntad.

Celliers humilla a Yonoi

Hay algo muy curioso en esta película, y es que aunque esté situada en la década de los 40 del s. XX, podría perfectamente trasladarse a cualquier otra época moderna porque el fondo de la narración es atemporal. De hecho es un vistazo desde el presente hacia el pasado, una reinterpretación a través de su cristal y que muestra que los problemas de Japón siguen siendo los mismos aunque su encarnación sea distinta. Y Ôshima lo hizo de una manera aséptica, desapasionada; procurando intervenir lo menos posible y que fuesen los actores los que sacaran a la luz su espíritu.

Pero Merry Christmas, Mr. Lawrence no es una película perfecta. Aunque dentro del género bélico es una rareza a la que se debería prestar más atención, tiene sus defectos. Uno muy gordo, al menos para mí, es cómo Ôshima desarrolla la acción: a ratos es tediosa. Y ese flashback en medio rompe por completo la estructura narrativa, no está bien incrustado aunque se comprenda su presencia. También existe una diferencia muy marcada entre la interpretación de los actores japoneses y los británicos. No sé si es que sus métodos son distintos o qué demonios ocurre, se me escapa, pero es muy patente y produce una sensación extraña de que las piezas no logran encajar. Sin embargo también pienso que es algo bueno, pues ayuda a subrayar la oposición Japón-Occidente y la falta de entendimiento mutuo.

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Yonoi y Hara

Sin lugar a dudas, los dos personajes que más brillan son el de Celliers y Hara. David Bowie está asombrosamente brillante, desde mi punto de vista este fue el mejor papel que realizó, por mucho que The Hunger (1983) me guste o sea recordado más en general por la mítica Labyrinth (1986). Bowie creó un Celliers soberbio. Por otro lado, Takeshi Kitano dio vida al sujeto más complejo y humano del film: Hara. Es casi lo mejor de la película y su progreso resulta emocionante. Ese final con su primerísimo primer plano… buf, genial. Con esto no quiero decir que Tom Conti lo hiciera mal como Lawrence, pero queda totalmente eclipsado por la fuerza de Hara y Celliers. También Ryûichi Sakamoto sorprende con un atormentado y circunspecto Yonoi, cuya fragilidad es notoria a través de las grietas de su coraza.

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El apartado musical es uno de los que más me gustan. Sakamoto compuso para este film uno de los temas más famosos y emotivos de su repertorio (lo podéis escuchar en el vídeo). Y aunque es muy evidente la influencia de la legendaria Yellow Magic Orchestra, banda de la que formaba (y forma) parte, sobre todo por la instrumentación casi exclusivamente electrónica de las piezas, en conjunto es una buena banda sonora. La inclusión de motivos procedentes de la música tradicional indonesia, como el gamelán, enriquecen sus matices, a pesar de que la electrónica suele aplanar ese tipo de detalles.

Resumiendo un poco, Merry Christmas, Mr. Lawrence es una película chocante, incluso con un punto estrafalario que puede desconcertar al espectador, sobre todo al actual. De manera personal tampoco la consideraría una obra estrictamente bélica, a pesar de que la guerra sea el telón de fondo. Es un film en realidad sobre las relaciones humanas, mediante las cuales Ôshima aprovecha para hincar los colmillos a Japón. ¿La recomiendo? Sí, por supuesto.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.