anime, paja mental, tags

Cat Lovers

Bienvenidos a la entrada monger del mes. O del año. Una entrada dedicada en exclusiva a mis amigos los felinos en el mundo del anime. Me han entrado ganas de hacer algo tan inútil porque he observado que la última reseña, El Vástago de Thor, ha tenido, inesperadamente, un porrón de visitas. Dados los escasos comentarios (gracias Khalil, gracias Alba), he llegado a la conclusión de que este éxito se ha debido a la presencia de los emperadores indudables de internet: los gatos. Incluir una foto de mi compañera Isis insultándome ha resultado una triunfada. Pon una foto de un lindo gatito en un texto sobre la Teoría de las laringales de Saussure, que seguro alcanzarás la gloria. Yay! Bueno, en realidad no es así. Esta deducción imbécil no tiene nada que ver con la elección del tema de esta entrada. Simplemente me apetecía. Me gustan los gatos. Mucho. Y los perros también, que conste, pero de esos hablaré otro día.

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«Gatos samuráis» de Utagawa Yoshiiku (1860)

No voy a escribir sobre animes en concreto, sino de personajes gatunos que me han conquistado. Algunos son protagonistas, otros secundarios o anecdóticos, pero todos son amor para mí. Soy plenamente consciente de que hay miles y miles de gatos en las series animadas japonesas (y mejor no entramos en los mangas), así que, con toda probabilidad, me olvide de nombrar alguno al que adore pero que esté bajo un montón de trastos de esos que acumulo en la memoria. Van a ser siete, como las vidas del dicho popular. Y van a ser random total.

Rhett Butler

Sailor Moon

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En cuanto vi a este rollizo caballero de pelaje azul, me enamoré. Y con ese nombre, invocando la figura del mítico galán de Gone with the wind, no se podía esperar de él mas que gentileza y devoción hacia su amada. Rhett Butler es un gato bonachón y valiente que aparece en el capítulo 31 de la primera temporada; y me rompía el corazón que la morcilla escuálida de Luna no le correspondiera. Eso sí, los momentos cómicos que protagonizaron son muy entrañables. ¡Viva Rhett Butler, el felino romanticón que se ruboriza cada diez segundos! Muy tierno él.

Babu

Sankarea

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Tengo que decir que Sankarea me parece un mojón humeante de los gordos. Casi ni lo recuerdo, pero la sensación era la habitual que todos hemos experimentado alguna vez: ¿por qué cojones sigo viendo esta mierda? En mi caso estaba claro: por Babu. Babu ha sufrido la tragedia en sus carnes, Babu es kawaii y regordete (sí, me gustan los animalitos obesos), Babu se alimenta de hojas de bellas hortensias, Babu se comunica con ese dulce y balbuciente ¡babu!, Babu es un zombi. Gato. Zombi. Para qué pedir más. Cuando surgía, de repente, en la copa de un árbol, con los ojos en blanco y rugiendo ¡BAAAAABUUUU!, me sentía feliz a pesar de la bosta que estaba merendando.

Nyatta & Nyâko

Nekojiru-sô

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Fueron creaciones de la mangaka Chiyomi Hashiguchi, desgraciadamente fallecida en 1998, y que aparecieron por primera en la revista Garo con su obra Nekojiru Udon. No he tenido la fortuna de leer el tebeo ni de ver la serie, pero sí la OVA del 2001, donde estos dos gatitos hermanos me prendaron. Esta bizarrada que es Nekojiru-sô (Sopa de gato), la puedo comparar a un viaje de ácido mezclado con ayahuasca y un ligero toque de hongos psilocibios. Bien, ¿verdad? Pues ya sabéis lo que hay. La historia, en realidad, es una odisea por el país de los muertos, una κατάϐασις: Nyatta ha logrado arrebatarle al bodhisattva Ojizô-sama la mitad del alma de su hermana, Nyâko, que acababa de fallecer; pero ha quedado en un estado medio comatoso, así que con ella de la mano, aprovechando que su madre los manda a comprar tofu frito, se embarcan en la búsqueda de la otra mitad que le falta. Y entonces empieza… empieza… lo inenarrable. Maravilloso.

Chiranosuke

Punch Line

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Gato cabronazo de la vida, es genial. Y encima me recuerda a Isis, aunque ella no ve porno felino en el ordenador. Punch Line está resultando toda una sorpresa esta temporada; admito que solo he visto cinco capítulos (voy con retrasillo) pero las cosas tan pasadas de vueltas me suelen enganchar casi siempre. El que haya en el elenco un gato como Chiranosuke, garantiza que la vaya a finalizar aunque termine opinando que la serie es boñiga concentrada. Me gusta su indolencia cruel; es una especie de virgilio hijoputesco, mordaz, y espero tenga un papel más relevante, conforme avance la serie, que la de simple guía espiritual de Yûta.

Baron Humbert von Gikkingen

Mimi wo Sumaseba

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Y con Ghibli hemos topado. Ay. Whisper of the heart era más que una promesa, pero… karôshi. Aunque es el barón alemán el que requiere atención aquí. Si no es mi personaje felino favorito del mundo del anime, poco le falta. Y no es que en Neko no Ongaeshi estuviera mal (la peli tampoco me dijo mucho, homenajes a Alice hay infinidad) pero en Mimi wo Sumaseba se me adueñó from head to toe. Es inteligente, sutil, divertido… los que habéis visto el film ya lo sabéis; los que no, solo os resta descubrirlo. Es una de las piezas esenciales de la obra, su presencia ilumina.

Taishô

Neko Râmen

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Hay pocos anime o mangas que me hagan reír. Neko Râmen es uno de ellos. Es una serie de esas que se beben en un segundo y dejan buen sabor de boca. Si lo pensáis bien, un gato regentando un restaurante de râmen no es un argumento de excesivas complejidades; eso sí, mongoladas todas las que queráis. Es un anime ligero de comedia idiota, muy recomendable si se tiene un mal día. Y Taishô, el gato cocinero protagonista, me encanta. Ese ímpetu, esa mala hostia a duras penas contenida, esa ingenuidad y torpeza sempiterna a la hora de cocinar… Taishô, venero cómo intoxicas a la parroquia con tus comidas, ¡sigue así!

Kirara

InuYasha

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¡Cómo no iba a incluir en este mini-listado a mi querida Kirara! InuYasha, con sus virtudes y sus defectos, es una serie que ha cuidado siempre muy bien a sus personajes, y eso se ha notado en todos los secundarios. Kirara es uno de ellos. Como poderosa nekomata de medio milenio, guarda sus secretos y posee una lealtad a prueba de bombas. Siempre recordaré ese capítulo dedicado a ella, donde los protagonistas hacen un repaso a todos los usos egoístas que hicieron de sus servicios, bajo la mirada de un severo Shippô. Hilarante en particular el caso del propio InuYasha y las misteriosas calvas que afloraron en la cabeza de nuestra amiga. ¡Y qué linda es en su estado diminuto… dan ganas de comérsela!

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Isis en su noveno cumpleaños

Casi da para hacer un tag, pero paso mucho de involucrar a la gente, sobre todo cuando una mayoría estáis de exámenes y, presumo, apetece hacer un listado así como ir al dentista. Pero el que se anime, es libre de crear su propia recopilación felina. O perruna. O de tortugas. He dicho.

¡Buenos días!

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Tag: Si te gusta…

Magrat Ajostiernos, que es un amor, me ha nominado para hacer este tag. No soy la única, también van a exprimirse los sesos estas colegas: Kagura, Paola, Jane & Umibe, Karen y Wanda; así que yo acomodaría bien el trasero y me pasaría también por sus blogs, porque el asunto es interesante y lo más importante: se puede aprender mucho. 

El tag es el siguiente: si te gusta ese anime, probablemente te podrá gustar aquel otro. El aquel otro tiene que ser menos conocido. En mi caso, y ya disculparéis, como habitualmente tengo la cabeza en la Nube de Oort, probablemente sepáis cuál es; aun así, voy a contribuir con mi enorme sapiencia (je) y por lo menos si descubrís un par de series que no hayáis visto, me daré por satisfecha. No todos los considero grandes anime, pero merecen un vistacillo. Allá van.

Cowboy Bebop – Uchû Kaizoku Captain Harlock

(1998-1999) – (1978-1979)

Superar lo que es ya de por sí inmejorable resulta complicado. Cowboy Bebop es una de mis series preferidas, tiene también uno de mis personajes femeninos favoritos de todos los tiempos, Ed; y me parece casi perfecta en todos los aspectos, incluido el musical. Y que diga yo eso último de un anime es bastante fuerte. Por eso recomendar una serie acorde a este monstruo es complicado, por lo que he recurrido a un clásico: Pirata espacial Capitán Harlock. ¿Qué tienen en común? Muchas cosas: las aventuras espaciales, un protagonista rebelde, ámbito al margen de la ley, un elenco de secundarios potente… Uchû Kaizoku Captain Harlock ha influido en multitud de animes, entre ellos Cowboy Bebop. Pero también hay que ser consciente de que es una serie de los años 70, con lo que ciertos elementos, tanto del argumento como apartado técnico, han quedado desfasados. Para mí eso no resulta demasiado inconveniente porque procuro no valorar desde el punto de vista del presente (sería injusto). Si el resultado general lo percibo bueno, disfruto sin problemas. A pesar de esto, Capitán Harlock es sorprendentemente moderna, así que los espíritus audaces que no teman enfrentarse a un producto de hace casi cuarenta años, explorarán con placer el espacio sideral acompañados de ese héroe romántico llamado Phantom Harlock.

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Seirei no Moribito – Tenkû no Escaflowne

(2007) – (1996)

Y llegó el momento de la fantasía épica. La adoro. Imagino que ya os habréis dado cuenta de que venero muuuuchas cosas; también odio otras tantas, pero de eso no va el tag. Seirei no Moribito y Tenkû no Escaflowne poseen varios nexos en común aparte de la fantasía, claro. Guerras, viajes, batallas, intrigas políticas… pero Escaflowne, a pesar de que puede gustar a los fans de Moribito, no es tan tradicional en el género; es más heterodoxa y menos austera. Aunque tiene también su buena dosis de drama, es un shôjo notorio de naturaleza mucho más ligera. Introduce mecha, cartas del tarot y una infinidad de ingredientes más que en Moribito son inexistentes. No opino que sea el mejor anime del universo, pero es toda una curiosidad que cumple su función de distracción; tira de clichés pero posicionados adecuadamente y, a pesar de que es algo previsible y el arte, típico noventoso, no resulte espectacular (esas narices… uf), se ve muy requetebién. La protagonista, Hitomi, no es demasiado inútil, y el final resulta… como tiene que ser. Creo que es un buen contrapunto porque se percibe con nitidez la evolución que han sufrido los personajes femeninos en este tipo de series. También es cierto que no hay color entre uno y otro anime, pero Escaflowne no deja de poseer sus propias virtudes que un admirador de Moribito sabrá apreciar.

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Shirobako – Ani*Kuri 15

(2014-2015) – (2007)

Creo que Shirobako no necesita muchas presentaciones, es una de las mejores series de la temporada pasada. A quien le haya gustado de verdad, seguro que Ani*Kuri 15 le interesará también. Y no porque tengan una temática similar, de hecho no pueden ser anime más diferentes a nivel formal. Ani*Kuri 15 es una serie de tres temporadas que consta de 15 capítulos autoconclusivos y la duración de 1 minuto exacto. Fue una serie concebida para emitirse de relleno entre la programación habitual de NHK. Entonces, ¿cuál es la vinculación con Shirobako? Cada episodio de Ani*Kuri 15 fue dirigido por un director distinto, donde la cadena televisiva concedió total libertad creativa. La relación entre una serie y otra existe más bien en la mente del espectador, una solidaridad especial que le hace comprender, tras ver Shirobako, tooooodo lo que implica forjar un anime… y que, por una vez, los creativos han dispuesto de 60 segundos para hacer lo que les ha salido del escroto. Dentro de un orden, claro. ¡Un aplauso! Sin recochineo. Por eso Ani *Kuri 15 es tan heterogénea y fascinante; hay de todo argumental y estilísticamente (un par de CGIs son cerdísimos, eso también hay que decirlo, ¿eh?). Los directores además no son unos cualquiera: Mamoru Oshii, Makoto Shinkai, Michael Arias, Satoshi Kon, etc. Es una serie estupenda que solo os robará quince minutos de vuestras vidas.

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Arakawa under the bridge – A piece of Phantasmagoria

(2010) – (1995)

Arakawa under the bridge es un anime disparatado que se nutre del dadá; hierve tanto en su comedia absurda que se me hizo al final vacía. Pero tuvo sus cosas buenas, y muchas de esas cosas provienen en parte de A piece of Phantasmagoria, de Shigeru Tamura. Si precisamente disfrutaste con esa faceta simbólica y surrealista, Phantasmagoria te debería entusiasmar, ya que contiene esos mismos ingredientes pero en un contexto de cimientos sólidos. Esta serie es muy cortita además, 15 capítulos de 5 minutos; y cada uno de ellos narra una pequeña y sencilla historia sobre el planeta Phantasmagoria: sus países, sus gentes, su geografía, etc. Un viaje onírico dulce y a veces lacerante, de profundas connotaciones aunque de atavío simple. Tiene mucho de poesía. A piece of Phantasmagoria es realmente una obra insólita, un viaje plácido por un mundo de fantasía y sueños.

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Hyôka – Ghost Hunt

(2012) – (2006-2007)

Me encuentro en un dilema con estos dos anime. Lalalá. No sé cuál de ellos es más célebre, así que por proximidad temporal, he decidido anteponer Hyôka a Ghost Hunt. Pero creo que los dos son muy conocidos, de hecho casi Ghost Hunt tiene más fandom. Pero bueno, da igual; que soy un desastre ya lo sabéis los pocos que me leéis. ¿Qué une a estas dos series? La temática del misterio, eso lo primero; la labor de investigación, un personaje principal masculino flemático, un catálogo de secundarios variopinto y algo de school life. Ambas se toman su tiempo para entrar en harina, aunque Ghost Hunt es más dinámica y se embarra en lo sobrenatural hasta las cachas. Si te gusta Hyôka tienes todas las papeletas para que Ghost Hunt también. Esta última introduce más personajes adultos, no obstante, y las relaciones personales adquieren mayor profundidad. Aun así, en vez de recomendar el anime, que considero regularcillo, prefiero instar a leer el manga. La serie se queda en agua de borrajas en varias facetas, comparada con el tebeo es mediocre. Resumen: ¿te ha gustado Hyôka? Lee el manga de Ghost Hunt.

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Uta Koi – Genji Monogatari Sennenki

(2012) – (2009)

Para los amantes de la literatura clásica japonesa, Uta Koi supuso una agradable sorpresa; para los que no, quizás se quedara en algo más gris. Sin embargo, es una obra introductoria bastante decente que acerca autores imprescindibles al neófito con datos biográficos (algunos no del todo confirmados) bastante sugerentes. Una de las escritoras que aparecen, Murasaki Shikibu, es la responsable de la que se podría considerar la primera novela de la literatura humana, Genji Monogatari (s. XI), de una importancia capital a nivel planetario. Y Genji Monogatari Sennenki es su adaptación a serie televisiva animada. Ante todo, os recomiendo leer el libro. Y esta versión a ser posible. Las traducciones en español, hasta donde yo sé, no son directas del japonés, por lo que carecen de la precisión que debieran… y ya de por sí es una obra compleja de narices. Pero si no tenéis ni tiempo ni ganas, este anime es una buena intentona. El trasladar a lenguaje visual una obra de la magnitud del Genji Monogatari es tarea ciclópea si se pretende realizar con dignidad; así que, cuando vi por primera vez esta serie, lógicamente hubo algunas cosas que hicieron me cagara en la perra. También comprendí que no podía ponerme muy exquisita. Y, la verdad, en conjunto Genji Monogatari Sennenki es un producto honesto para el que conoce la novela, pero que se puede hacer muy pesado para el que no. Requiere paciencia, entender muy bien la noción de miyabi, las intrigas palaciegas y las relaciones personales intrincadas. Ah, y no olvidar jamás que estamos ante la adaptación de un libro medieval. La mentalidad y sociedad de esa época no es la del s. XXI, got it? El arte es delicado y elegante, acorde al clasicismo de la obra original, aunque a veces ciertas atmósferas vaporosas me parecían bastante molestas.

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Bishôjo Senshi Sailor Moon – Tongari Bôshi no Memole

(1992-1997) – (1984-1985)

Sailor Moon es, junto a la primigenia Sally the witch, uno de los titanes que consolidaron el mahô shôjo. Es un género que ha resultado más dúctil y atractivo de lo que podría haberse esperado, con una descendencia caudalosa y muy variada. Pero no es esa vertiente de Sailor Moon la que puede hacer que guste Tongari Bôshi no Memole. Este anime de mitad de los 80’s es un slice of life de duendecillos repleto de aventuras, que habla sobre la importancia de la amistad a pesar de las diferencias, el crecimiento personal, la lucha por un bien común y el aprender a estimar la magia de lo cotidiano. Y no solo en lo cotidiano, los personajes de Little Memole son unos extraterrestres cuya nave se ha estrellado en los Alpes suizos de la Tierra; su tecnología es asimilable a lo que llamaríamos magia, y su aspecto y filosofía vital la podríamos identificar con la de hadas, gnomos y demás criaturas feéricas: respeto y simbiosis con la naturaleza. Es una serie con un arte además realmente kawaii y singular, con mucha acuarela en los fondos, muy  tierna. Es un shôjo extremadamente candoroso. Las protagonistas son la diminuta alienígena Memole y la humana Marielle, que vive recluida en una casa en las montañas a causa de su débil salud. Existen también ciertos paralelismos con el clasicazo Heidi, sobre todo por la orientación infantil, pero La pequeña Memole es un producto mucho más sofisticado.

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Mushishi – Mononoke

(2005-2014) – (2007)

Mushishi es una de las grandes obras de los últimos años, las sutilezas y abismos que plasma hacen de ella una creación casi perfecta, porque además puede cautivar a todo tipo de público con un mínimo de sensibilidad. Mononoke no es Mushishi, pero comparten muchas características que al fan de lo sobrenatural pueden gustar. No obstante, hace más hincapié en el horror; es más afilado y cruel, pero no carente de belleza. Posee un arte fascinante, diferente al de Mushishi, y que arriesga muchísimo más; es innovador y ácido en la paleta de colores. Apabullante. Si Mushishi es lirismo y melancolía, Mononoke es crudeza y asombro. Tampoco, a causa de que son únicamente 12 capítulos, puede profundizar tanto como Mushishi; pero los pequeños relatos de terror que cuenta siguen siendo deliciosos, extraños, impactantes. El componente de folclore japonés, su ambientación en el período Edo y el grueso zócalo filosófico, conforman un anime extraordinario. Su protagonista, un «vendedor de medicinas» errante, es un exorcista que busca y estudia a los mononoke para luego exterminarlos. La variedad de personajes con la que se topa, sus actitudes, respuestas, sentimientos turbios… es amplia y psicológicamente penetrante. En definitiva, el forofo de Mushishi, si no ha visto todavía Mononoke, debería hacerlo as soon as possible.

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Como no tengo muy claro si eran al final 8 ó 10 y es fin de semana (ley del mínimo esfuerzo ON), añado los dos restantes, por si fuese pertinente, de manera escueta. Bueno, en realidad es que me muero por abrirme una cervecita de jengibre, no os voy a mentir. Me está llamando desde el frigorífico. La oigo.

Si te gustó Nana (2006-2007) deberías probar Perfect Blue (1998). O viceversa. Perfect Blue  es una película, pero me permitiréis esta licencia porque se trata de una auténtica joya. Ambas tienen de trasfondo mi amada música y las protagonistas son femeninas… con abundantes obstáculos personales que van floreciendo de manera diferente. Drama, violencia y problemas mentales en bandeja. Apetitoso, yummy!

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Si viste Hakuôki (2010) y te pareció un truñaco (dista un abismo con Hakuôki Reimeiroku) no puedes dejar pasar Rurôni Kenshin: Tsuiokuhen (1999) para resarcirte con una buena historia de samuráis. Kenshin (las OVAS, no la serie) es una de mis pasiones animescas de siempre. Una épica historia de amor y venganza à la japonaise que todo el mundo, sin excepción, debería ver una vez en su vida.

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Y fin. Bueno, se supone que tengo que nominar a alguien, es un poco marronazo para mí, que me como la cabeza por cualquier gilipollez… pero estos son: Cuatro torbellinos parlantes, El Kafé Khalil, Los animes de Kick y El rincón de Kuroneko. Por supuestísimo, mis queridos elegidos, podéis pasar de mi culo.

Hale, voy a por mi cerveza. Buenas noches.