cortometrajes

Miscelánea de lacónicos: ¡últimos descubrimientos!

Una de las cosas que más me gusta hacer en internet, cuando tengo un poco de tiempo libre, es vagabundear por las webs dedicadas a la animación en general. Así, sin más. Curiosear, dejarme llevar y dar volteretas de enlace a enlace. Allez hop! Hacía ya bastante que no me podía permitir paseos cibernéticos, sin embargo estos días he aprovechado bastante bien mis horas de descongestión para ponerme al día con lo que se ha estado, y está, cociendo en el prodigioso submundo de los cortometrajes japoneses.

Y aquí os presento una selección de los 8 cortos que más han llamado mi atención en este mini chapuzón navideño. He descubierto obras bastante curiosas, algunas de hace unos años ya, pero realmente interesantes e, incluso, divertidísimas. Espero que disfrutéis de este pequeño regalo de Reyes que SOnC os deja en vuestras pantallas, para que paséis este último día de las navidades de manera diferente.

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8 – Tenohira no Niwa (2016) de Haruka Umemura

No hay que perder de vista a esta moza, Haruka Umemura, cuyo trabajo de primer año de la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio (Geidai) ha sido este delicioso Tenohira no Niwa o First Hand Memories. En él nos ofrece una perspectiva única, la visión ingenua y sencilla del mundo a través de un tubo de papel higiénico. La protagonista, una niña; de secundarios, un gato y un pez.

El guion está basado en una historia clásica del repertorio del rakugo: Ômu o The Parrot, popularizada por el rakugoka Kintarô. Como apenas dura 5 minutos, no debería extenderme mucho más, aunque sí puedo comentaros que es una preciosidad rebosante de las luces y texturas del verano. Pero de ese verano apacible de la infancia. Mención especial merece el apartado de sonido, tanto Chihiro Nagashima como el compositor Abe Sôshi han logrado expresar la ternura juguetona de la historia con gran sutileza.

7 – Slowly Rising (2016) de Hideki Inaba

Hideki Inaba es un videoartista freelance que está subiendo como la espuma. A no ser que, de repente, tenga algún tipo de traspiés, claro, ya que el mundo audiovisual es bastante… resbaladizo (dejémoslo ahí). Ha trabajado para los Red Hot Chili Peppers en la grabación de la película de su Getaway World Tour del 2016, y sus obras se están colando en diversos festivales independientes internacionales, incluso ganando premios. No está nada mal.

Este Slowly Rising es el vídeo musical que realizó para el músico holandés Stan Forebee, residente en Australia, aunque el tema en cuestión lo compuso bajo del nombre de BEATSOFREEN. El conjunto de música y animación no puede ser más sugestivo, un viaje psicotrópico sereno pero exuberante, que evoca la fertilidad devoradora de Perelín, La Selva Nocturna de Michael Ende. Un trabajo para quedarse hipnotizado frente a la pantalla, muy intrigante también.

6 – The tea time (2011) de Manabu Himeda

Todavía no tengo muy claro qué pensar de este artista, porque algunas de las obras que presenta en su web me parecen mitad tomadura de pelo, mitad genialidad. Todavía me tiene cavilando. No obstante, los trabajos que me gustan de Manabu Himeda me entusiasman, como es el caso de Na Ni Nu Ne No No (2014) o este mismo The tea time.

Se trata de un cortometraje con ese dominante aire infantil del estilo de Himeda, alegre, colorido, ingenioso. Y lleno de la poesía candorosa y loca de la niñez. Porque resulta que es como una canción para niños, con danzas de elasticidad prodigiosa y alusiones irónicas a los tópicos más conocidos de Japón. La cancioncilla de Masatake Himada y Matsunaga Yasushi es pegajosa y muy divertida, ni Gloria Fuertes la podría haber escrito mejor (es broma).  Y el arte resulta espectacular, a los occidentales nos puede recordar algo a las obras que el maravilloso animador Jeff Hale hizo para Sesame Street; pero para los que conocemos un poquito más la animación de la islas, Keiichi Tanaami y Yôji Kuri son referencias absolutas.

5 – Toshima, ciudad cultural del este de Asia (2018) de Haruko Kuno

Me ha encantado este vídeo promocional de la ciudad de Toshima. Es una cosita fascinante de apenas 1 minuto y 10 segundos, pero Haruko Kuno ha sabido transmitir con entusiasmo todo lo que ese barrio de Tokio puede ofrecer al visitante. La conexión con el espectador no puede estar más trillada, una niña; sin embargo, la directora ha exprimido los clichés de forma ultra-eficiente para acercar al público esta vecindad que tanto significa para la otaquería.

Ha sido un detalle muy bonito presentar en el corto a Osamu Tezuka (y ponerle la correspondiente boina a la chicuela), imagino que todos sabréis que en Toshima se encontraba la legendaria residencia Tokiwa, donde compartieron espacio Shôtarô Ishinomori, Hideko Mizuno, Fujiko Fujio o el propio Manga no Kamisama. Por cierto, que parece que la están reconstruyendo con total fidelidad, para hacer un museo con apertura en marzo del 2020. Gran noticia.

Regresando a la animación que nos incumbe, hay que destacar el uso de la rotoscopia. Para ello, el rodaje tuvo lugar en diversos emplazamientos de Toshima, que fue dirigido por Atsuhiro Yamashita. En resumen, se trata de un corto refrescante y de  excelente ritmo perfecto para sus propósitos turísticos. Bien majo, oigan.

4 – Harmonia (2017) de Tarafu Otani

Otro vídeo musical, esta vez del músico Yuichi Nagao y su canción Harmonia, incrustada en el pop, dance y techno, con claras influencias de la música de video-juegos. No me transmite gran cosa per se, sin embargo, cuando se alía con la animación de Tarafu Otani, todo comienza a florecer. Es una simbiosis alucinante donde la abstracción y el arte figurativo fluyen como el mercurio, licuando realidad y fantasía. Tengo debilidad por las acuarelas, lo admito, y en este corto adquieren gran protagonismo, aportando un dinamismo radiante. Harmonia es una continua metamorfosis, puro movimiento al servicio de la expresividad.

3 – Reneepoptosis (2018) de Renee Zhan

Este número 3 es un poco tramposo, pues no se trata de un corto en sí, sino del descubrimiento de una animadora: la estadounidense de origen japonés Renee Zhan. Si tenéis un poquito de tiempo, echadle un ojo a su canal de vimeo, porque no tiene desperdicio. Es graduada por la Universidad de Harvard, y en la actualidad prosigue con sus estudios de Cine y Televisión.

Este Reneepoptosis ha sido seleccionado para competir en la edición del 2019 del festival de Sundance, que tendrá lugar a finales de este mes de enero. Solo está disponible el trailer, que me ha puesto los dientes muy largos, aunque espero que más pronto que tarde podamos disfrutar de él completo. Su argumento es bastante curioso: tres Renees salen en busca de Dios, peregrinando a través de las montañas y valles de Renee, donde descubren todos los gozos, miserias y misterios que es ser Renee. ¡Yo quiero ver eso!

2 – Moving Colors (2014) de Taku Team

Como el nombre indica, Taku Team, Moving Colors es un cortometraje colectivo, realizado por varios artistas, que homenajean al gran animador Taku Furukawa, pionero del anime independiente y actual presidente de la Asociación Japonesa de Animación. Es pura abstracción, y el único tema que comparten es el color. Y el movimiento, claro. Cada miembro del Taku Team ha elegido su color favorito, realizando luego un pequeño ensayo visual de temática libre. Moving Pictures es una cadena de eslabones muy distintos entre sí, pero perfectamente enlazados.

¿Y quiénes son ellos? Pues Yû Tamura para el color verde, Yoshiyuki Kaneko para el negro, Takuma Hashitani para el naranja, Wataru Nakajima para el marrón, Hakhyun Kim para el púrpura, Moe Koyano para el turquesa, Yewon Kim para el verde menta, Shiho Morita para el rojo, Yasuaki Honda para el carmesí y Hiroco Ichinose para el color oro. En una obra de este pelaje, como bien imaginaréis, la música cumple un papel valioso, y se encuentra en manos de Tomohiro Higashikinjô, Toyomi Kobayashi y Ryusaku Ikezawa. En resumen, Moving Colors es un estupendo trabajo en equipo.

1 – The Yellow Ball (2015) de Xinxin Liu

Xinxin Liu es otro de mis grandes descubrimientos, una moza de origen chino asentada en Tokio de grandísimo talento. Y enamorada del arte occidental. Se encuentra estudiando en la Geidai, y sus obras están logrando cierto impacto a nivel internacional. Se lo merece, me tiene contentísima esta mujer. The Yellow Ball ha sido ya presentado en el Festival Internacional de Animación de Ottawa y el prestigioso Festival de Animación de Hiroshima, con excelentes críticas. Os aseguro que no es para menos, para comprobarlo solo tenéis que darle al play. Fácil.

The Yellow Ball es un cuento más allá del espacio y del tiempo, ambos recorridos por una pelota amarilla a la que todo el mundo manda a paseo. ¡A cascarla! Se trata de un cortometraje hilarante, que derrama su profundo amor hacia Matisse y Picasso con un brillante sentido del humor. Me he reído muchísimo con él. Es absurdo, chispeante e imprevisible, y he sentido una profunda empatía hacia la pelotita, ¡es un agente del caos encubierto! ¡Un respeto, coñe! La música de Shota Kowashi, por cierto, genial.

¿Qué os han parecido estas diminutas piezas de animación? ¿Os ha gustado alguna más que otra? Podéis escribir vuestras impresiones en los comentarios, aunque pueda parecer lo contrario, no muerdo. Buenos días, buenas tardes, buenas noches.