Ya estoy, por fin, al día con Dance with devils. Cinco capítulos en los que, poco a poco, me he ido arrepintiendo de mi promesa de seguir con esta serie hasta el final. Pero no voy a echarme atrás, ¡jamás! En peores plazas hemos lidiado, aunque admito que este anime puede convertirse en algo extremedamente vil. Confío en que la vertiente bizarroide de la serie y Peluchón, me brinden los instantes suficientes para hacer más digestiva la cosa.

Capítulo 5
Bueno, como lo hablaba con Jane en los comentarios de la anterior entrada, ya es oficial: Ritsuka Tachibana es tonta. TOOOOOONTA. Mucho. En este episodio ha estado realmente convincente en su papel de saco de patatas quejumbroso. Se comporta como tal, más pasiva no puede ser (bueno, a veces corre); si no le suceden más desgracias es o porque le salvan el culo otros o, como a un árbol de Navidad, la adornan con medallones y anillos mágicos protectores. Me encantaría, y lo digo seriamente, tener que desdecirme y que el saco de patatas se convirtiera en una persona normal. Una persona normal, repito, no Xena la Princesa Guerrera. Pero lo dudo bastante.
Aunque no todo iba a ser malo. Los momentos-patada han sido geniales. Nada mejor que interrumpir una clase de Historia sobre la gestación de la Primera Cruzada, que mediante un demonio badass revienta bisagras. Patadón, entrada triunfal en el aula, un par de comentarios incoherentes y salida por la ventana. Aquí no ha sucedido nada, señores, Urbano II está cocinando un buen potaje con Alejo I y… otra patada. Esta vez el lindo exorcista. Porque oh, sí, se me olvidó comentarlo, como buen hermanito psicópata, se ha matriculado en el mismo colegio que el saco de patatas. Para controlarla mejor y esas cosillas, ya que los candados no sirvieron de nada. Por cierto, menudo papelón está haciendo la amiga del saco de patatas, en todos los episodios le dan plantones o la abandonan muerta de la preocupación.

Los momentos musicales con Mage, el musculitos rebelde al que le gusta una especie de hip-hop deforme, han sido divertidísimos. Como las técnicas de los anteriores demonios no han funcionado (el rubiales paternalista y el florista seductor), el demonio musculitos prefiere acudir a métodos más directos como la intimidación. Vamos, ir de sexymalote.
Nota: no me gusta que Shiki el morboso torture a Peluchón. ¿Qué es eso de cogerle pelo sin su permiso para rellenar, ejem, ositos de peluche? Menos mal que luego se venga mordiéndole la cabeza. Je. Bien hecho, Peluchón, pero tampoco te pases demasiado, que el morboso aún tiene que mostrar sus cartas y, desde luego, tiene más potencial que el resto de compis demoníacos. Supongo que el próximo episodio estará dedicado a él y a cómo cae, por supuestísimo, completamente enamorado (a su enferma manera) del saco de patatas. O no.
Nota 2: las sospechas sobre el exorcista se van confirmando. Me gustaría que el tema no fuera tan obvio, que me sorprendieran un poquito. Porque entre lo del recurso del dulce aroma, las tiernas lágrimas de desengaño, la pelea entre el exorcista y el musculitos, y su originalísimo desenlace, todo está teniendo un regusto a ajo poco agradable. Vale, lo sé. Sigo esperando demasiado de este anime. Y no es realista. No obstante, la animación está manteniendo un nivel bastante bueno. No tengo nada que decir al respecto.
Nota 3: si el triángulo amoroso sangrante y trágico hace finalmente su aparición, alguien deberá atarme fuerte al frigorífico para impedir que me arroje por el balcón. Aviso con tiempo.
Ay.
Buenas noches, buenos días, buenas tardes.