Lo he comentado en otras ocasiones, pero lo vuelvo a proclamar de nuevo: el yaoi me aburre. Not my cup of tea. Pero eso no es óbice para que curiosee y busque relatos que puedan atraerme. De hecho, he leído obras que me han entusiasmado y he descubierto que es un género donde se está arriesgando muchísimo, acogiendo tebeos la mar de originales y con autoras que se han convertido en imprescindibles para mí, como Asumiko Nakamura o Est Em. Se podría decir que se encuentra en unos momentos de creatividad muy interesantes, y evolucionando rápido; cosa que no sucede en otras demografías y estilos, algo más estancadillos. Esto no significa que no haya becerradas mojabragas y fanservice a dolor en el Boys’ Love. Porque haberlos, haylos. Sin embargo, los productos que destacan lo hacen de verdad, muy por encima de la media general. Aunque claro, como existe cierto prejuicio hacia el género (posiblemente yo también lo tenga) y su fandom es algo «nervioso», comics estupendos pasan desapercibidos para una gran mayoría. Hay que ponerle remedio.
Como os decía, no soy fujoshi ni tampoco lectora habitual de BL; así que el tebeo de hoy, Canis Stories de Zakk (pseudónimo de Ishie Hachi), seguro que es un viejo amigo para los connoisseurs. Mis queridos malolientes otacos, pido disculpas por haberme caído de un guindo. Aun así la entrada de hoy estará dedicada al manga en cuestión. Porque me está pareciendo fetén, oigan.
Canis, canis. Sustantivo de género común perteneciente a la tercera declinación, tema en -i. Traducción al castellano: perro, sabueso, subordinado. Estas «historias de perro» poseen, como sugiere el título, algo de canino. A veces tierno, otras salvaje… pero siempre leal. Las facetas más conocidas de nuestros amigos ladradores aparecen en este manga representadas de forma bastante original, demostrando que peludetes y humanos tenemos bastante en común. Este es el sustrato sobre el que la autora desarrolla sus relatos. Y digo relatos porque, aunque Zakk comienza y parece que finiquita cierta historia, el perro continúa su vagabundeo por otra bien distinta. Canis Stories sigue en publicación, además. Desde 2012 que empezó a serializarse en Opera, ha alcanzado los 4 tankôbon. Y deseo que le sigan más, uno por lo menos porque no nos pueden dejar así, coñe.
Los tres primeros, Canis: Dear Mr. Rain y Canis: The Hatter (2 y 3), están dedicados a Satoru Kutsuna, de oficio sombrerero, y a su extraña relación con el enigmático Ryô Kashiba. El cuarto volumen, Canis: The Speaker, se enfoca en unos personajes del antiguo entorno de Ryô Kashiba. Hombres con vida muy espinosa desde la niñez, siendo su infancia precisamente el punto de partida. Mientras el trío inicial resulta la acostumbrada narración BL, con dos bishônen de protagonistas y el romance como médula argumental, el último es… otra cosa. Horrible, sórdida y dura como un diamante. De un cuento tierno e inofensivo, pasamos a una novela negra. Me ha sorprendido bastante ese cambio tan radical de tono, aunque posee su lógica interna. Y me ha gustado mucho también. Sin embargo, admito que el giro no será de agrado general, pues el público del yaoi más rosado no suele sentirse atraído por cuentos de yakuza y violencia sexual. Pero vayamos con un poco de orden (solo una pizca, no os malacostumbréis), comencemos por el principio.
Satoru Kutsuna es un artesano, un diseñador de sombreros que mediante su talento está consiguiendo abrirse camino en el mundo de la moda y los complementos. Dirige su propia tienda junto a dos colaboradores, que sufren estoicamente su alarmante perfeccionismo. Kutsuna es un hombre con el que resulta arduo trabajar por su irritante minuciosidad y falta de tacto, lo que está haciendo muy difícil conseguir que se mantenga en su empleo el imprescindible cuarto miembro del equipo. Todos acaban despidiéndose, por lo que el negocio no termina de despegar tampoco. Un día se tropieza con un joven que se encuentra tirado en la calle y, llevado por la compasión, en un impulso se lo lleva a casa. Como si fuera un perrillo desamparado. No puede evitar recordar la llegada a su vida del que fue su mejor amigo durante la infancia, un Shiba Inu abandonado en una caja: Kotarô. Kutsuna siente debilidad por las cosas rotas y desvalidas, no las puede dejar pasar. La cuestión es que este nuevo cachorro le agujereará el corazón sin darse cuenta.
Ryô Kashiba, que así se llama el chico, es de Nueva York, aunque su familia sí proviene de Japón. Dice que ha ido hasta allí para morir. Nada más, es todo un misterio. Kutsuna lo contrata para que haga tareas de maniquí en su tienda, y descubre que todos, todos, TODOS, los sombreros que ha hecho y que piensa realizar, le sientan maravillosamente. La presencia de Ryô lo inspira, y a los clientes también. Y a partir de estas premisas, Zakk nos zambulle en el día a día de un profesional de la moda, su pasado, su presente y su futuro, presentándonos a su querida abuela, a su sempiterno rival Gotô (que es su acicate para progresar y le ayuda más de lo que le gustaría reconocer), a su ayudantes A-ko y B-O o a su amigo peludo Kotarô. Cierto que son más bien figurantes con las pinceladas justas para hacer congruente la historia, pero son importantes en la vida de Kutsuna.
Ryô es el enigma que se va desentrañando. Poco a poco, lentamente. Su pasado en Estados Unidos está relacionado con el crimen organizado, aunque él se encuentre en el escalafón más bajo de la jerarquía. Es el chucho, el chico de los recados que todos usan y al que no prestan atención a pesar de su conmovedora fidelidad. Y hasta ahí puedo contar, sin embargo aclaro que Ryô Kashiba es transparente como un vaso de agua. Un alma pura.
Me llamó inmediatamente la atención lo bien que plasmó la autora, al inicio del manga, ese prejuicio que tienen los japoneses hacia los extranjeros, la inmediata desconfianza que provocan; así como el estereotipo del hâfu o medio japonés, que se les encasqueta el papel de modelos o actores por su, ejem, exótica belleza. Y como modelo lo contrata Kutsuna, por cierto. También muestra esa ineptitud hacia los idiomas extranjeros del que hacen gala en las islas, sobre todo hacia el inglés, y otras pequeñas pero muy curiosas críticas sociales de baja intensidad que sirven para enmarcar el argumento. Zakk se sirve también del humor para suavizar algunas aristas que podrían hacer del tebeo una historia algo más cruda, pero también más vulgar. Los recursos cómicos son modestos pero muy naturales, lo que otorga una espontaneidad candorosa.
En Dear Mr. Rain y The Hatter hallamos la habitual idealización de las relaciones homosexuales del Boys’ Love, así como el acostumbrado peaje de fanservice. Nada del otro jueves, sin embargo a su favor debo señalar que Zakk lleva los tópicos del género con sencillez y sutileza. Plantea la historia como un slice of life, sin complicaciones. El romance se va introduciendo de manera paulatina e inclinándose por la vertiente ingenua y limpia. Más que un yaoi, parece un shônen-ai. Es el reencuentro de Kutsuna consigo mismo para lograr un autoconocimiento más profundo, y superar la pérdida del amor verdadero. Ese sería el resumen en bruto. Kashiba no deja de ser un instrumento al principio, un mero sustituto que cubre temporalmente el vacío, para luego convertirse en un descubrimiento vital. De inumimi psicológico pasa a ser humano. Son muy interesantes los paralelismos que la mangaka realiza en sus viñetas, mostrando el fuerte contraste entre la vida de uno y otro. Cómo han llegado hasta donde están, su proceso de evolución personal y, a pesar de las tremendas diferencias, cómo su colisión logra que se complementen de manera natural. Y según funcionan las relaciones humanas, la suya también padece de altibajos, por supuesto. Pero Zakk soluciona todo con la suficiente dosis de terneza. Y candidez. Como en las buenas comedias románticas de antaño, sin empalagar. ¡Gracias! Lo del azúcar está siendo una plaga en casi todos los géneros, resulta complicado encontrar una obra que no esté sobreedulcorada. Y encima los paladares se van acostumbrando a ello, que es lo peor.
The Speaker se podría considerar un spin-off o también una precuela, no obstante pienso que habrá que esperar a que la serie finalice, porque también puede ser que se trate de una historia más de las que Zakk tenga pensado engarzar. O no. El registro es muy diferente al de los tankôbon anteriores. Pero mucho, de hecho la transformación resulta brutal. La vida de algunos perros puede ser tremendamente cruel. Ya no se trata de un delicado shônen-ai, dudo incluso de que se pueda catalogar como yaoi. Es un tebeo feroz por el que desfilan violaciones, torturas y maltratos; prostitución infantil, trata de blancas y tráfico de drogas. Los bajos fondos en su más deleznable esplendor.
Si la historia del sombrerero tiene lugar principalmente en Japón, este último volumen nos traslada a Estados Unidos y unos cuantos años atrás en el tiempo. Se trata del relato de tres chavales en un orfanato católico, de cómo tratan de no ser separados y advierten que en su entorno hay algo que no es normal. Algunos niños son adoptados, otros enviados a instituciones educativas y otros… desaparecen. Harold, Samuel y Tadanobu son familia, son amantes, son indivisibles. Cada uno con una virtud que lo hace brillar sobre todos los demás y que les sirve de protección: la asertividad y valentía, la inteligencia y estrategia, la capacidad de observación y el espíritu de sacrificio. Pero todos sus esfuerzos son inútiles, al final el trío es disuelto y Zakk dirige nuestra mirada al perrezno más débil de la camada. La nueva vida de Tadanobu, que ha sido vendido a la yakuza y destinado a un prostíbulo en Tokio, no resulta precisamente la misma que la de sus amigos. Lo que experimenta allí es inenarrable y su única arma para sobrevivir (y lograr reunirse con ellos) son las palabras.
Una de las cosas que más me han gustado de ambas narraciones es el arte de Zakk. Da la sensación de que tuviéramos frente a nuestros ojos un manga de los años 90, pero triturado en la batidora de Moebius o Battaglia. Muy, muy interesante. Y bonito. Es rudo cuando tiene que serlo, y como confitura de fresas en el momento adecuado; el estilo fluye y se adapta al tono requerido a la perfección. Posee un registro amplio y versátil, me ha sorprendido para bien. Simple, contundente y muy expresivo. La composición general de las viñetas también refuerza esa noción de mutabilidad del dibujo, conservadora en sus formas pero que, en ocasiones, rompe la corriente con ángulos o planos imprevistos, dando gran importancia a ciertos detalles. A grandes rasgos, las formas de Zakk tienen todo lo bueno de la comercialidad moderna y las ventajas de añadir diminutas chispas vintage. Un win-win total.
El arco del sombrerero es un cuento gentil sobre las facetas del amor y su floración; con brochazos bastante originales pero sujeto a ciertos convencionalismos del shônen-ai. Muy agradable y con ligera intriga. En conjunto tiene el potencial de gustar tanto a fujoshi como a profanos, y eso es todo un meritazo. Es indudable que va dirigido al público femenino japonés, no obstante la virilidad de los lectores masculinos heterosexuales no sufrirá ningún tipo de agravio por leerlo, de hecho es bastante entretenido. The Speaker es el reverso tenebroso, su argumento es más propio de un seinen de lo más inmundo, por lo que puede despistar a los que hayan quedado encantados con los 3 primeros tankôbon. Personalmente estoy disfrutando más la dimensión sombría de Zakk, porque además no se anda con remilgos ni melodramas. Es directa pero a la vez grácil, y su pluma secciona como un escalpelo. Veremos hacia dónde se dirige en los siguientes episodios, estoy impaciente por leer más. Buenos días, buenas tardes, buenas noches.
Hola Sho, no soy de leer yaoi…no me llama la atención de todas formas debo admitir que el dibujo de este manga que presentas es una maravilla. De todas formas la historia dura y cruel (The Speaker) es la que ha llamado más mi atención, cuando no yo con el drama y la oscuridad humana XDD Me alegro que el autor no escribiera una historia empalagosa, tal como señalaste está plagado de historias así y uno se acostumbra. Besos 🙂
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¡Hola, Coremi! ❤
Siento haber estado ausente durante estas semanas, problemillas de salud en la familia me han tenido atareada, pero me he acordado de tus siempre amables comentarios 🙂 ¡gracias, como siempre!
Podrías darle una oportunidad, sobre todo a The Speaker. No es necesario comenzar por los tres volúmenes iniciales, aunque más adelante no sé si la mangaka los vinculará… Por ahora es una historia independiente que bien merece un vistacillo. Si te animas con ella, ya comentarás tus impresiones 🙂
¡Un beso enorme!
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Seguiré tu consejo Sho y le daré una oportunidad al manga, espero que en tu familia estén todos bien. Besos de vuelta 🙂
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Sorpresa mayúscula al verte hablando de Canis!!
Es uno de los BL que tengo más recomendados y todavía no le he dado una oportunidad, lo que es bastante vergonzoso por mi parte.
Hacía siglos que no me pasaba por aquí, y no quería ser aguafiestas… Pero creo que el BL se configura como un paraguas lo suficientemente amplio para abarcar des de las historias más dulces a las más duras, así que lo de que su argumento es más propio de un seinen me ha dolido un poco. Y eso viene más de mis experiencias con las novelas visuales que no del manga, tengo que puntualizar.
No sé si has empezado Pájaro que trina no vuela, pero creo que al ser de vertiente más cruda también te podría gustar. A mí de momento me tiene encantada ❤
Besos
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¡Muy buenas, Jane! 😀
Sí, sí, conozco «Pájaro que trina no vuela» y lo sigo online, me gusta aunque tendrá que esperar todavía un poco a que pueda comprarlo (prioridades, prioridades). Creo que Tomodomo está haciendo un trabajo estupendo con el BL, imagino que sabrás que en breve sale O.B. también ¡estoy impaciente por tener el primer volumen en las manos! ❤ ❤
Que no te duela lo que he escrito sobre Canis, porque es todo un halago. "The Speaker" ha trascendido ya la etiqueta de yaoi, se le queda pequeña, y lo más parecido en lo que podría encajar sería en ese cajón de sastre que es la demografía seinen. Y no es por la dureza que pueda mostrar, sino porque el meollo del manga no es ni el romance ni las relaciones entre dos hombres. No hay ni seme ni uke ni nada que se pueda vincular a las características habituales del género. Que el protagonista sea homosexual no obliga a que el cómic tenga que ser yaoi o bara. Cuando te animes a leerlo creo que entenderás lo que he querido decir mejor 🙂
Para mí que surjan tebeos que rompan las barreras de los géneros y demografías en los que inicialmente se encasillan me parece estupendo, y "The Speaker", por ahora, resulta inclasificable.
¡Anímate a leerlo, que no te dé perezón! De momento es un manga bueno con el potencial de convertirse en algo mucho mejor 😉
¡Besicos, Jane! ❤
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Pues tocará leerlo pronto e intercambiar opiniones 😉
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Con respecto al Yaoi, esa cosa me da repelús. Claro, no estoy en contra de las personas que lo disfrutan, y me puedo sentir atraído por el aspecto físico de algunos hombres, pero todo lo que sea muestras de afecto romántico y sexual entre dos hombres me es… nasty. Por eso no creo que decida leer las obras de Zakk. Pese a eso tengo esa extraña curiosidad por leer la cuarta obra de Z, The Speaker, pero sé que me va a hacer pasar un mal momento. A veces no me entiendo, e intento indagar en cosas tan oscuras para luego salir herido.
Si algo, me regreso acá y te reclamo 😛
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Me reclamas, me reclamas xDD yo seré la culpable jajaj
A mí me sucede que todo lo que me suele aburrir o desagradar tiendo a sobreanalizarlo. Necesito saber por qué no me gusta, por lo que me suelo tirar de cabeza y a veces me encuentro la piscina vacía y otras… otras descubro cosas interesantes 🙂 ¡El que no arriesga no gana! Ya me contarás si al final te has dado el chapuzón o no 😉
¡Abrazoteeee! ❤
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Qué bien, algo de BL para leer en verano! La verdad, leería más de este género si el 90% de los mangas no fueran ñoñerías estereotipadas o porno sin trama (por eso me estoy pasando más a los webtoons) así que me lo apunto. Y como últimamente me van las cosas oscurillas, mejor que mejor xD
Lo mejor de este blog es que casi todo lo que recomiendas suele gustarme Jajajajaja no se como lo haces
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Hola, May, espero que lo disfrutes y no decepcionarte con mis recomendaciones en el futuro 🙂 Canis se sale bastante de la norma, al menos dentro del género BL y eso lo considero muy positivo. Espero que la autora mantenga el nivel y nos brinde una obra especial 😉
¡Un saludo, gracias por comentar! 😀
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Esperaba hace mucho esta entrada. Siempre le daba una oportunidad al yaoi, pero nunca me convencieron, hasta lo que he visto de canis, ya quiero leerlo.
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Ya contarás qué te ha parecido, Helmi, un besote ❤
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Me encanta tus recomendaciones y a decir verdad cuando lo haces de géneros que suelo no leer más… El yaoi así como el yuri no me genera nada, es más indiferencia que tenerle prurito, quizás algo de prejuico… así que siempre atenta a tus entradas sobre manga. Saludos.
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Canis creo que es un yaoi que puede gustar a la perfección a los lectores ajenos al género, yo le daría una oportunidad. Ya contarás qué te ha parecido, ¡saludos de vuelta! 😀
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