¡Vaya días estamos pasando! Todo empezó con el fallecimiento de mi querido Lemmy Kilmister. No me lo esperaba en absoluto, es uno de esos artistas entrañables del rock a los que estaba acostumbrada desde niña y ni siquiera me planteé que pudiera morir. Luego la desaparición de Bowie, otro mazazo de los gordos. Lo que ha supuesto este señor para la música popular de finales del s. XX es algo que todavía no nos hacemos idea. Y hoy… hoy se nos ha ido Alan Rickman. Para mí siempre será el perfecto Coronel Brandon, uno de mis personajes favoritos de las obras de Jane Austen.

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Siendo todo tan repentino y unido a que prácticamente no he tenido tiempo ni para mí misma, estoy bastante aturdida y triste. ¡Maldita sea, algunos artistas deberían ser inmortales! Así que he buscado un ratillo, a costa de mis sagradas horas de sueño, para escribir un poco. Siempre me viene genial hacerlo y, además, no todo han sido malas noticias…

La gran Magrat, después de que bloggersin ningún tipo de justificación lógica, cerrara sus fantásticas bitácoras (de las que muchos tanto hemos aprendido), ha vuelto. Me parece ya estéril discutir sobre la política de contenidos que tiene Google, porque creo que una mayoría vamos viendo cómo se las gasta. Lo que importa es que Magrat is back! y estoy segura de que nos va a deparar grandísimos momentos. Las Crónicas de Magrat ya están a vuestra disposición y no tardarán en rebosar de entradas excelentes. No podría ser de otra forma.

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¡Muchos ánimos, hermosa!

Y la siguiente buena nueva (al menos para mí) es que, tras mil vueltas y retrasos idiotas, ¡por fin tengo en mis manos Miss Hokusai! Creo que las peripecias que he tenido que sufrir en su búsqueda, han propiciado que vea esta película con más ganas que objetividad. Aun así y a riesgo de escribir una reseña algo monger, allá vamos… que escarbar en material viejuno está muy bien, pero tampoco debo perder de vista el presente. ¡Digo yo!

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Miss Hokusai (2015) está basado en el manga Sarusuberi creado por Hinako Sugiura. Es una autora por la que tengo una curiosidad enorme y de la que, lamentablemente, no he podido leer nada. Y no será porque no lo haya intentado. Era una estudiosa concienzuda del periodo Edo, una verdadera especialista en una época de la que era devota. Esto lo plasmó tanto en libros, espacios televisivos como mangas. Una mujer interesantísima rodeada de gente muy interesante también (Shigeru Mizuki, Hiroshi Aramata que fue su marido, Murasaki Yamada, etc). Daría cualquier cosa por leer algo suyo en algún idioma comprensible para mí. Sé que este blog lo siguen cuatro gatos (preciosos y adorables gatos, por cierto, ¡gracias!) pero si casualmente eres editor, estás leyendo esto (sé que no entiendes cómo has llegado hasta aquí y quieres cerrar la pestaña) y eres un insensato al que no le importa perder dinero,

¡POR FAVOR, PUBLICA ALGO DE ESTA MUJER!

Que alguien lo haga, es necesario. Bueno, necesario para mí. Los dibujos sueltos que he visto de esta autora, además, me han dejado con una cantidad humillante de babas escurriéndose por la barbilla. Tenía un estilo de una limpieza y elegancia bellísimas. Y por lo que he investigado, las temáticas de sus mangas son high priority. La historia de Japón siempre es high priority en esta dislocada casa de Sin Orden ni Concierto.

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Viñeta de «Sarusuberi» de Hinako Sugiura

Pero volvamos al meollo, que es el largometraje animado dirigido por Keiichi Hara. Miss Hokusai lleva a la gran pantalla lo poco que se sabe de la artista femenina Ô-Ei Katsushika. Es una de las escasas pintoras e ilustradoras (por no decir casi la única) de ukiyo-e en la era pre-Meiji de la que se tiene constancia. Era hija de uno de los iconos indiscutibles, junto a Hiroshige, de este movimiento artístico japonés: Katsushika Hokusai. O como se le llama en el film a menudo, Tetsuzo. Hokusai no solo fue encumbrado en su patria, sino que su influencia viajó más adelante hasta Europa, pudiéndola encontrar en el Japonismo. En este film el pintor es ampliamente respetado, aunque su vida sea austera. Resulta muy tierno contemplar el caos que gobierna su casa, pocas veces despejada, donde todo el material que se utiliza para crear se encuentra desparramado por doquier. Me encanta, porque no es solo su material, sino también el de Ô-Ei, que vivió junto a él hasta su muerte. Ambos, padre e hija, viven solo para la pintura. No se preocupan por limpiar, cocinar u otras actividades básicas para una mínima convivencia sana e higiénica. Ninguno de los dos.

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Ô-Ei ha pasado casi desapercibida en la historia del arte por dos motivos: la sombra de su padre es muy alargada y la pobre encima era mujer. Pero lo que nos ha llegado de ella, proclama indudablemente su talento, equiparable al de cualquier colega masculino de la época. Incluso algunas de las obras de Hokusai podían ser directamente dibujadas por Ô-Ei; y no era algo que editores y compradores desconocieran, más bien lo tenían asumido. Ô-Ei tenía un carácter muy similar al de su padre, y llevó una vida que en la actualidad no nos habría sorprendido, pero que en el periodo Edo resultaba bastante inusual.

¿Es Miss Hokusai una obra biográfica? Sí y no. En ella se vuelca lo que se sabe de Ô-Ei (y no es mucho): que le gustaban los incendios, fumar en pipa, beber sake, que tenía un carácter testarudo y fuerte… y más cosas que aparecen en el film que no voy a contar porque los spoilers no son cool. Pero es una película de ficción histórica. Y su disposición no es al uso. El mensaje real de esta obra, además, no es un alegato feminista para reivindicar la misteriosa figura de Ô-Ei Katsushika (que lo merece, por otro lado). Eso sería quedarse en la mera superficie. Miss Hokusai trata en realidad sobre el proceso creativo y la trascendencia del arte, que supera al artista en sí. Qué altisonante y profundo me ha quedado, ¿eh? Pues es la verdad, coñe.

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«Cerezos en flor por la noche» atribuido a Ô-Ei Katsushika

Para Ô-Ei toda experiencia es valiosa, y la visión de cualquier evento, por muy trivial que pueda parecer en principio, encierra claves para su trabajo. Ella observa el mundo con ojos distintos a los comunes; y es capaz, como su padre, de ver más allá. La película nos muestra su talento, su aprendizaje, sus frustraciones profesionales y personales. Ô-Ei es una mujer tenaz y franca; algo adusta pero muy afectuosa con su hermana pequeña, Ô-Nao. Esta es ciega de nacimiento y dolorosamente consciente de que su padre, el gran pintor Hokusai, se siente afligido por haber engendrado un vástago incapaz de advertir o comprender el arte que ama tanto. Apenas se relaciona con ella y la evita. Es Ô-Ei la que demuestra su cariño y estimula el resto de sus sentidos todo lo que le es posible. Y esos instantes en los que aparecen juntas tienen un fulgor emocional muy delicado; casi son lo mejor de la película. Casi.

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El marco de Miss Hokusai no puede estar mejor recreado, los rincones de ese viejo Edo (futuro Tokio) con sus puentes de madera, el templo Sensôji, el teatro representando el clásico Sukeroku con el enésimo Danjûrô, las cortesanas de Yoshiwara y Fukagawa, etc. El ambiente del «mundo flotante» de mano de algunos de sus protagonistas. Ahí tenemos a Hokusai, un hombre ya maduro y completamente indolente, junto a otros personajes que formaron parte de su círculo: Keisai Eizen (en la película el borracho y putero de Zenjirô), Utagawa Kuninao o Totoya Hokkei. Fueron momentos especiales en la historia de Japón, una especie de renacimiento artístico que quizá presentía la ya cercana Restauración Meiji (1868). A pesar de que la nación seguía aislada del mundo, la estabilidad del shogunato Tokugawa, sin ya sangrientas guerras civiles en el horizonte, propició un gran crecimiento demográfico y el asentamiento de culturas urbanas complejas como las de Edo u Osaka. Las clases medias medraron y de ellas surgió esa filosofía hedonista (ukiyo), donde la vida debe disfrutarse al máximo en el presente, pues todo resulta efímero y transitorio. La gente desarrolló un gusto por las artes y el entretenimiento inédito hasta entonces y, gracias a ello, surgió uno de los precursores del pop-art del s. XX: el ukiyo-e. Una suerte de ¿democratización? del arte en la que las estampas de actores famosos, cortesanas, escenas eróticas, paisajes y otras imágenes afines a esta sensibilidad, se imprimían y vendían de manera masiva para decorar los hogares. Todo esto, y más, queda perfectamente reflejado en Miss Hokusai.

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Este anime son retazos de la vida corriente del Edo de principios del s. XIX, no hay una organización clásica tipo introducción-nudo-desenlace. Intuyo que sigue la estructura y pautas del manga original, porque se trata de pequeños relatos engarzados unos con otros, pero que no tienen una continuidad argumental. Así refuerza su claro espíritu de slice of life. Es un breve paseo por un momento concreto de la existencia de esta mujer. Sin más. Esto quizá despiste al espectador medio, acostumbrado a un patrón más tradicional, pero desde mi perspectiva brinda una sensación de realidad más apegada a lo cotidiano. Y es que la vida no deja de ser eso, una sucesión de modestos y grandes eventos cuyo nexo común es nuestra conciencia; en este caso la de Ô-Ei.

Y como buena historia japonesa, el resplandor sobrenatural no puede faltar. Ya lo hemos comentado otras veces, pero lo fantástico posee una carga de realidad en Oriente que no existe en las culturas occidentales, donde existe una dicotomía muy clara. Dragones, rokurobuki, pinturas infernales encantadas, oni, yûrei… hasta el Buda.

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Miss Hokusai no es tan espectacular como una producción Ghibli, que es uno de los referentes a los que, inconscientemente, uno acude cuando ve una película animada japonesa de este tipo. Es Production I.G el que está detrás, y es una empresa competente que nos ha ofrecido cosas tan memorables como Psycho-Pass, Ghost in the Shell o Kimi ni Todoke, por poner tres ejemplos. Solo encuentro dos peros importantes a esta cinta: la música (sí, amigos, mi eterno problema con la animación japonesa) que no entiendo por qué introducen en algunos instantes piezas de rock (WTF YOU FUCKERS!!!) y el CGI que a veces, y aunque es discreto, se me hace ligeramente guarrete.

Miss Hokusai es muy digna y, a pesar de que no tiene la épica o pomposidad que a veces se espera en una sala de cine, resulta que en su elegante humildad está su grandeza. Sin alardes, pero emotiva. No va a ser la película de vuestras vidas, aunque sí merece un rato de vuestro tiempo.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

10 comentarios en “La señorita Hokusai

    1. ¡Espero que la disfrutes, Oki-chan! :3 No sé si la podrás encontrar por internet, hace unos meses estuve como una loca buscándola y no hubo manera; quizás ahora con su publicación en BluRay tengas más suerte que yo 🙂
      ¡Besote!! ❤ ❤

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  1. Ayyyyy que aparezco en tu entrada 💗💗💗💗💗 Qué ilusión!!! 😀
    Muchísimas gracias, Sho, de verdad!!! Casi consigues que se me olvide la muerte del coronel Brandon-perdón-el señor Rickman :____( Fue horrible, no me lo esperaba para nada y no sé, tenía un porte, una voz, parecía una persona tan inteligente y entrañable… Patada en el estómago. Puto cancer de mierda. 😦
    Por cierto, también Brandon es de mis caballeros preferidos de Austen, aunque casi más en la peli extrañamente, en el libro sale demasiado poco para mi gusto! ¿has visto la miniserie de la BBC de sentido y sensibilidad? Me encanta también aunque tengo que decir que ese coronel no le hace sombra a nuestra Alan
    Por otro lado… ¿Te has comprado Miss Hokusai? Yo me lo planteo, normalmente me gusta antes verlas pirata, que nunca se sabe, pero esta no la encontré en su día por internet, y estoy tan convencida de que me va a gustar que creo que me lanzaré a la piscina! Tu entrada incita al consumismo leñeee! xDDD
    Un bsazo!!!

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    1. David Morrissey, dios xD Para mí tiene cara de psicópata jajajja pero es que lo conocí en una miniserie viejuna, Our mutual friend, donde interpretaba al trastornado del profesor Headstone… y así se me ha grabado a fuego en la cabeza 😛 De la miniserie que nombras me gusta un montón el actor que interpreta a Willoughby, Dominic Cooper. Esa expresión de picaruelo le iba que ni pintada 😉

      Sí, he comprado Miss Hokusai. La encargué en navidades y me llegó hace unos pocos días. Ha sido toda una odisea. Y no tengo reproductor de Bluray siquiera, se lo he tenido que «alquilar» a mi hermano que, por supuesto, se lo ha hecho «cobrar» teniendo que cuidar de mi sobri pequeña durante varios días por las tardes… Ha sido criminal, los niños son agotadores, no son lo mío 😦
      Yo también suelo probar a ver algunas pelis por internet antes de adquirirlas (que millonarios hay pocos en el mundo) pero esta no la encontré por ningún lado… y venga a leer noticias de su estreno por diversos festivales. Agh. Me puse cabezona y decidí hacerme con ella, aunque luego me pareciera un truñaco xD No ha sido así, claro, pero tampoco creo que sea una obra maestra. Es bonita y trata un tema original; no me arrepiento de haber gastado la pasta. Pero claro, cada uno tiene sus pareceres… :/

      ¡Cómo no iba a escribir sobre tu regreso en una entrada! Aunque fuese solo un par de párrafos, es lo mínimo 🙂 Creo recordar que Jane y Umibe del Destino de la Flor de Cerezo también tuvieron algún problemilla con las imágenes que se suben a blogger… da miedo lo de Google 😦 ¡Espero que no les suceda como a ti!

      ¡Abrazoteeeeeeeeeeeeeeeeeee!!! ❤ ❤ 😀

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  2. También pienso que los artistas deberían ser inmortales, pero recuerdo que la inmortalidad se consigue a través de un linaje familiar y de las memorias de aquellos quienes recuerdan al artista.
    !Un abrazo¡

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  3. Respondo aquí porque tu sugerencia de leer la reseña era lo que estaba haciendo al momento de ver tu respuesta a mi comentario en OT abreviando porque…sí XD. Por supuesto que después de leer todo lo que has plasmado más ganas tengo de verla, el ukiyo-e lo vi supongo que curioseando por internet (por eso no me canso de agradecerte la calidad de tus entradas. Todos los aportes e información adicional para poner en contexto al lector son una delicia para mi espíritu curioso) y me gustó mucho, por cierto en Samurai Champloo hay un capítulo dedicado a esta corriente artística (ohh estoy inspirada y hago las conexiones correspondientes entre los animes, me asombro de mí misma) En fin, tarde o temprano esta película será vista y entonces volveré a tu hogar virtual a decirte mi opinión que seguramente sea buena, me fío de tus gustos. No viene a cuento pero curioseando tu perfil de CuriosCat leí que estudiaste Filología clásica y Filosofía 🙂 me parece super interesante que te hayas volcado hacia esta rama….a mí me gusta mucho la filosofía y le tengo predilección a las Ciencias Sociales. Ya dije ni viene a cuento pero quería mencionarlo, entiendo porque eres tan curiosa y demigajas el tema todo lo que puedes (que agradezco) Besos y abrazos Sho, un placer leerte siempre❤

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    1. ¡Buenas otra vez, Coremi! 😀
      La verdad es que a veces temo ser demasiado pesadita escribiendo tantos datos para contextualizar las entradas xDD pero me alegra que tú aprecies ese trabajo 🙂
      Sí, la Filología clásica (mucha gente me pregunta qué narices es) no es una carrera muy habitual, en mi promoción nos licenciamos la tremebunda cifra de 9 personas en total jajaja En Filosofía éramos ya unos cuantos más 🙂
      Las Ciencias Sociales y las Humanidades son hermanas, tienen muchas afinidades 😉 se complementan muy bien 🙂
      Besos y abrazos de vuelta, Coremi, ¡nos leemos! 😀

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