Este pasado 23 de abril, zombi perdida, me sumergí en ese insondable piélago de multitudes, sudorosas debo añadir, en el que se convierte uno de los paseos principales de la ciudad que me acoge. Vamos, gente apiñada al sol y comenzando a oler mal. Se nota que estamos de cara al verano (¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!) y servidora, junto a unos cuantos amigos libreros, estábamos sufriendo estoicamente las inclemencias del astro rey. Todo por la lectura. Odio el sol, ¿lo he dicho ya alguna vez? Lo detesto. Pero ese no es el tema, estoy aquí soltando una auténtica homilía pedantorra para contar algo la mar de sencillo: encontré de pura casualidad un manga que, hace ya un tiempo, tenía incrustado entre ceja y ceja: Elegía Roja de Seiichi Hayashi. No lo estaba buscando, os juro que brotó ante mis ojos en un puesto de material de segunda mano y, claro, aullando como una loba me abalancé sobre él. Se trata de la edición de 2008 de Ponent Mon, que se encuentra descatalogada. No es la de Drawn & Quarterly, pero resulta bastante digna. Ha sido mi adquisición estrella del Día Internacional del Libro, no porque la considere mejor que mis otras compras, sino por inesperada y feliz.
Y aquí estoy, emocionada, comenzando su pequeña reseña. En vez de escribir el artículo que tengo pendiente sobre el Cao Dai, me apetece mucho más disertar sobre el manga en la década de los 70. Hurra. Sé de un par que me van a aplastar el cráneo si no envío cierto texto el miércoles… pero bueno, ¡que viva la procrastinación! Si no doy señales de vida el jueves, podréis encontrarme flotando en el delta del Ebro… sin cabeza.
Ni que fuera Okiku
jugándose
la vida en un lance
de una o dos páginas
Hoy al este
mañana al oeste
Poco importa
ya la honra
Canto fugaz, sombra que vuela
ave migratoria, una sola pluma
Traducción de Víctor Illera Kanaya
Con estos versos empieza Elegía Roja o Sekishoku Elegy. Ojalá supiera el suficiente japonés para poder leer la composición original, porque no sé qué me da (sin menospreciar la labor del traductor) que hay más cera de la que arde. Es natural que este manga comience con una poesía porque, en realidad, Elegía Roja es un poema gráfico. Lo dice el propio título. Elegía. No es un manga al uso, así que hay que tener muy presente todo esto.
Esta obra fue publicada en la imprescindible y mítica Garo entre 1970 y 1971, una guarida donde artistas y mangakas podían dar rienda suelta a su creatividad sin cortapisas. En ella publicaron Sanpei Shirato, Tatsumi, Suehiro Maruo, Shigeru Tamura, Nekojiru… y otros tantos que seguían la estela del gekiga. Tezuka no dudó en fundar su propia revista, COM, imitando esa filosofía más experimental y adulta. La importancia de Garo, aunque no fuese ni la más popular ni comercial de las publicaciones, es indudable en la historia del manga. Y lo mismo ocurre con esta elegía carmesí, la influencia que podemos encontrar de ella en autores actuales es patente… para empezar en mi adorado Inio Asano.

En Elegía Roja Hayashi plasma muy bien la sensibilidad de una época muy concreta del s. XX: el afán de ruptura y búsqueda de nuevos horizontes de la década de los 60 y la fagocitación final de este espíritu por parte del sistema provocando, paulatinamente, desengaño y tristeza en el alma. Esa aleación de esperanza que se va diluyendo y la amargura de la frustración, es lo que encontramos aquí. A través de un lenguaje visual vanguardista, expresa conceptos de tremenda pesadumbre interior; un paseo desarticulado y silente por la intimidad de dos personas atrapadas en la eterna ambivalencia idealismo/materialismo y la confusión que genera.
Esta obra no cuenta una historia en realidad, es lírica pura; expresa emociones y sentimientos. Las emociones y sentimientos de dos jóvenes enamorados, Ichiro y Sachiko, inmersos en una cotidianidad gris que los absorbe y va corroyendo. Ambos trabajan en la industria del anime y manga; tienen sus sueños y pequeñas ambiciones que chocan continuamente con la realidad, lo que les obliga a plantearse cuáles son sus auténticas prioridades vitales. Amor y frustración. Huida y soledad. Egoísmo. Y la vulgaridad del drama que deja profundas heridas.
El uso de la metáfora es recurrente, así como el de una elipsis intencionada que disloca la presunta continuidad. Y recalco presunta porque la disposición de Elegía Roja no es lineal, es un manga deconstruido. Este tipo de recursos los encontramos en uno de los grandes ascendientes que posee este cómic, tanto a nivel estructural como ideológico: la nouvelle vague cinematográfica francesa. A mí me recuerda especialmente al espíritu de Hiroshima mon amour (1959) de Resnais o À boute de souffle (1960) de Godard; de hecho para mí Elegía Roja es Godard hecho manga. Pero no solo la sombra de Occidente planea sobre esta obra, también son cristalinas las alusiones literarias a Yasushi Inoue o Kenzaburô Ôe.
El arte de Elegía Roja es moderno, y refleja de manera fascinante la psicología de los personajes. Es muy simple, diáfano y elegante. A veces distingo chispas de esos fondos desnudos de Giorgio de Chirico, incidiendo en el vacío existencial que se expresa; otras percibo el cubismo íntimo de Chagall o la sencillez enigmática de Kiyoshi Saitô. Seiichi Hayashi, no obstante, sabe jugar con las texturas en los momentos de gran intensidad; y también recurre al pop-art para crear metáforas sarcásticas. Sekishoku Elegy es una verdadera montaña rusa en todas sus facetas, así que hay que agarrarse bien las tripas.
Vamos, que la lectura de esta obra es exigente. Requiere una actitud abierta, libre de las convenciones habituales del manga comercial; no es para perezosos ni mentes acomodadas. Obliga a la introspección, pero hay que ser conscientes también de la época en la que fue creado. Uno de los peores errores que se pueden cometer al encarar esta obra es aprehenderla desde nuestra mentalidad del s. XXI. Los años 70 fueron mucho más ingenuos en ciertos temas, pero también más fecundos y audaces que los actuales. Elegía Roja es un clásico de la historia del manga. Puede gustar o no, pero su trascendencia es indiscutible.
Buenas,
Creo que ya te lo he comentado antes… me encanta como te expresas. Realmente sabes como llamar la atención y seducir al lector para que siga leyendo. También me encanta el vocabulario que usas y tus expresiones.
Sobre la obra pinta ser muy interesante. Creo que la leeré más tarde cuando sea un poco más culta (esto espero) ya que todos los nombres que has mencionado aparte de Asano y el cubismo todos me sonaban a chino.
Buena entrada,
Saludos
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¡Hola, Ambriosa! 😀
Me alegra que hayas disfrutado con la lectura 🙂 No creo que haga falta ser un erudito (yo no lo soy) para acercarse a Elegía Roja, pero sí tener voluntad de sacar la cabeza un ratito de los mangas más convencionales 😉 Todo es empezar, y esta obra de Hayashi es además un pedazo de historia!!!
¡Gracias por pasarte por aquí y comentar!
¡Besazo!
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¡Amo cómo aprendo con tus entradas! Es increíble 😀
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¡Buenas, Matías! 😀
Espero no haber sido demasiado metralleta con algunos datos, a veces doy algo de grima, lo reconozco jajaj y en la vida real ni te digo 😛
¡Gracias por pasarte, como siempre!
¡Abrazoteeee!
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